Ante una violación de derechos humanos (seamos mujeres, niños, niñas, adolescentes, indígenas, pobres, personas mayores adultas, y sexodiversos) sentimos rabia, frustración, vulnerabilidad y hasta miedo. No obstante, la necesidad de justicia nos mueve a canalizar esa emoción en acciones dirigidas a sancionar a la o el culpable, resarcir a la víctima y evitar que se repita. Buscamos apoyo en otras personas, sean familiares, amigas, amigos, vecinas, vecinos, para sentir que no estamos solas ni solos, convencidas y convencidos de que nuestra voz tendrá más fuerza para ser escuchada. En este complejo proceso, pasamos de víctimas a activistas, sumamos el ejercicio de los deberes a la exigencia por los derechos.
A más de 60 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos aprobada por la Asamblea de Naciones Unidas, partida de nacimiento de estos derechos tal como los conocemos hoy en día, queda claro que, a lo largo de la historia de la humanidad, la única vía para ampliarlos y hacerlos realidad ha sido la lucha de los pueblos por su dignidad. Esas luchas son expresión de la organización, la formación, la elaboración de estrategias y el esfuerzo continuado y sistemático de miles de activistas en múltiples temas.
Un testimonio de lucha
En Venezuela, la Red de Apoyo por la Justicia y la Paz, ha sido desde 1985, una organización social alineada en el esfuerzo planetario por la defensa y promoción de los derechos, particularmente de los sectores más excluidos de la población venezolana, abordando casos de abuso policial y militar. La Red ha destacado por el carácter popular de su propuesta, cualidad que está marcada en su propia partida de nacimiento cuando un grupo de activistas sociales asume, en conjunto a la familia de la víctima y la comunidad de Nuevo Horizonte en Catia, la tarea de hacer justicia en el caso de Freddy Dugarte, muerto en 1985 por efectivos de la Dirección de Servicios de Inteligencia y Prevención (DISIP). De ahí en adelante se inició la atención de casos similares provenientes de las barriadas caraqueñas plagadas de la violencia policial que servía como contención del descontento social y que expresaba la crisis política y social del modelo de democracia establecido con el Pacto de Punto Fijo.
Asimismo, la Red acompañó estrategias en casos como “La Masacre de El Amparo” (29/10/1988) cuando 14 pescadores fueron asesinados en la frontera venezolana acusados de guerrilleros por funcionarios policiales y militares del Comando Específico “José Antonio Páez” (Cejap). Además, participó en las vigilias y acciones realizadas por un conjunto de organizaciones sociales en torno a “La Peste”, fosa donde yacían cientos de cuerpos de personas asesinadas durante la Rebelión Popular del 27 de febrero de 1989. Así como los primeros pasos de las víctimas del Golpe de Estado en el año 2002.
La lucha contra la criminalización de la pobreza, las exigencias por una democracia social y una ampliación de la participación política, para una transformación del Estado al servicio de los sectores más necesitados, conforman piezas claves del discurso y las propuestas realizadas por la Red de Apoyo ante la opinión pública.
La voz de la organización, ha sido la voz de las y los familiares de víctimas de abuso policial y militar, la Red dista mucho de ser un bufete de abogados que hace trámites legales para un individuo, por el contrario la Red de Apoyo ha sido un espacio para el empoderamiento de las víctimas y sus familiares como colectivo, para que se conviertan en protagonistas de sus luchas. Así ellas y ellos pasaron del dolor a la acción, al convencimiento absoluto de que la violencia policial no puede enlutar más hogares venezolanos. Las y los familiares de víctimas van a los medios de comunicación y facilitan talleres a diferentes públicos en su accionar como activistas de derechos humanos.
Esto ha sido posible gracias a la atención integral a las víctimas que combina el acompañamiento jurídico de los casos, la atención médica y psicológica así como el diagnóstico de la realidad social y comunitaria. La Red ha colocado el derecho al servicio de los más necesitados, las y los familiares conocen procedimientos legales y saben cómo hacer para el seguimiento de sus casos e incluso pueden orientar a otras personas que pasan por situaciones similares.
Apoyando la transformación del Estado
A finales de los años noventa, desde la reflexión con las y los familiares de víctimas, comprendimos que la denuncia era insuficiente para lograr cambios en la situación así que se decidió potenciar el trabajo en propuestas de políticas públicas y particularmente en la formación a funcionarias y funcionarios policiales para la transformación de la institución policial. Así nació una propuesta formativa que se llevó a varios estados y ante diversidad de autoridades, estos procesos fueron la semilla de lo que ha sido en Venezuela el proceso de Reforma Policial y la conformación de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) que, aún en pleno desarrollo, constituye una esperanza como modelo policial respetuoso de los derechos humanos.
Para la Red, al igual que para la mayoría de las organizaciones sociales, el tema del financiamiento siempre ha sido difícil, particularmente cuando no se cede ante cualquier oferta que pretenda colocar intereses políticos externos por encima del trabajo popular que ha venido realizando la organización. Por lo tanto, sus fuentes de financiamiento han sido diversas, con aliadas y aliados principalmente de organizaciones independientes y de gobiernos extranjeros, que respetando y apoyando nuestra misión y visión, se preocupan por mejorar la situación de los derechos humanos en todo el mundo.
Particularmente, además de la cooperación internacional, en los últimos años hemos desarrollado proyectos con apoyo del Estado venezolano en áreas donde se ha mostrado apertura a nuestras propuestas.
Definitivamente, la Red es testimonio viviente de los alcances de la transformación posible a través del trabajo colectivo y solidario para abordar situaciones de injusticia. Desde aquí animamos a la organización para la defensa y promoción de los derechos humanos.
Maryluz Guillén
La Voz de los Derechos humanos
Red de Apoyo por la Justicia y la Paz / redapoyojusticiaypaz@gmail.com