Esas jóvenes se destacan de alguna manera, ya sea en la ciencia, las letras o la música; en un laboratorio, recital o escenario.
Hay adolescentes que para muchos son excéntricas. Son jóvenes que lucen diferentes por lo que algunos consideran que ellas están condenadas al fracaso, a la exclusión y al anonimato. Sin embargo, estas chicas tienen un talento especial que sí lo desarrollan brillarán por cuenta propia.
De igual modo, esas jovencitas sufren porque, muchas veces, la indiferencia, la intolerancia y la incomprensión las acompañan en sus años mozos. Cuando otros las ven para descalificarlas, ellas se convierten en una especie de acertijo que, sólo, con el paso del tiempo, se develará una vez que se transformen en un diamante que con su luz inunda todo lo que está a su alrededor.
1.- Una chica excéntrica
Norah siempre se sintió distinta. Y ante los ojos de los demás también lucía distinta. Aunque su apariencia no dejaba de importarle, lo que había en su cerebro que se traducía en conocimiento e inteligencia era lo más importante para ella.
Aquello de ser diferente al resto no radicaba en un asunto de presunción, como algunos pudieran pensar, sino en una exacerbada sensibilidad que la distanciaba del resto, al igual que esa manera particular de ver el mundo que la hacía sobresalir del montón, lo cual empezó a notarse desde corta edad, exactamente en el momento en que aprendió a leer, y que se intensificó en la adolescencia cuando se convirtió en una chica fuera del montón.
Cuando estudiaba cuarto año de bachillerato, Norah sentía asimismo que había algo en aquel momento indescriptible para ella que la convertía en alguien que, para bien o para mal, tenía un destino particular.
Si en clases estudiaba algún personaje de la literatura, no se conformaba con aquel libro de texto en que se informaba sobre lo más relevante del autor en cuestión y se ofrecía algunos fragmentos de sus obras, seleccionados a voluntad de quien había hecho ese texto, orientado a adolescentes que se interesarían en conocer lo superfluo de cada autor. Ella iba a las obras, las leía y las disfrutaba a plenitud, además de que contaba con una memoria privilegiada que la ayudaba a recordar aquellos episodios que la habían marcado y a reflexionar sobre su condición de persona crítica.
A los catorce años, cada libro que caía en sus manos, Norah lo leía sin detenerse ni sentir fatiga; novela policial, romance, best seller, ella no dejaba de leerlo hasta que lo terminaba.
A pesar de lo anterior, como muchas veces ocurre, Norah no era una chica popular, sí era atractiva, con un hermoso cabello negro, una delicada tez blanca y unos delineados ojos color café, pero más bien lo que la haría destacarse sería su personalidad y sus talentos que, por fortuna de ella, llegaría a desarrollar, aunque muchos no apostaban al éxito de esta joven porque sus mentes pacatas no les permitirían entender una inteligencia como la de Norah, simplemente, una chica excéntrica.
2 Una carrera que elegir
Lo de Norah no tenía que ver con los números o la ciencia, con lo exacto, lo previsible y lo tangible, sino más bien con el mundo de las humanidades, emociones, percepciones y sentimientos. Esto estaba bien claro para los padres de ella que no le pedirían que estudiara una carrera como ingeniería o medicina, pero sí insistían en que se dedicara al derecho, algo que ella no desestimaba, pero que sabía que no era aquello para lo que había nacido y que la haría realmente feliz.
Por consiguiente, con inteligencia, algo que a ella le sobraba, Norah fue sacando aquella idea de estudiar abogacía de la mente de sus padres, y como siempre acostumbraba se salía con la suya. Esto de ser una chica atípica le generó dificultades, pocos amigos, quizá muchas compañeras, pero esencialmente unas tres amigas sinceras que en verdad la apreciaban, porque pensaban que tenían algo en común con esa chica solitaria que dedicaba muchas horas a la lectura y que encontraba en esta actividad su mejor aliada.
A pesar de lo anterior, curiosamente, una vez llegado a la adultez, Norah sería muy popular, mucho más que cualquiera de sus acompañantes del colegio quienes terminarían por envidiar lo bien que, en un futuro, se vería físicamente, como también el éxito que llegaría a tener Norah en su plena adultez y en la madurez de su vida mientras que ellas que alardeaban de ser populares en sus años mozos terminaron relegadas, confinadas al olvido de muchos y al recuerdo de los más cercanos.
3 De la incomprensión al éxito
Muchas veces, la incomprensión, la descalificación y la intolerancia estuvieron presentes en la adolescencia de Norah, pues esas jovencitas, sus compañeras de curso, creían que tenían más cualidades que ella, pero por una jugada del destino, ella brilló mucho más que aquellos que pensaban en aquel tiempo de ese modo hasta relegarla, lo cual a ella no le importó más de la cuenta.
Norah estudió la carrera universitaria de sus sueños. Estuvo las mejores calificaciones. Se convirtió en una profesional exitosa. Escribió libros, se dio a conocer, no pasó desapercibida para su generación. En cambio, esas chicas que estudiaron con ella, sin pena y sin gloria quedaron aunque duramente juzgaron a Norah, pensando que así evitarían que sobresaliera pero ella brilló más de lo que soñó, como nunca lo imaginó, y menos lo presintió.
Adolescentes fuera de lo común:
- Son jovencitas que leen un libro en una noche, que cantan o bailan tan bien como un profesional del canto o baile, que aprenden un idioma como una nativa, pero que, muchas veces, descuidan su aspecto físico, porque saben que su esencia, lo que tienen en su alma, cerebro o corazón, es lo más valioso que poseen.
- Como sufren en su propia piel la exclusión, incomprensión e intolerancia, terminan, a veces, algo apartadas del resto, pero una vez que desarrollan ese talento particular con el que cuentan brillan con luz propia y obtienen el éxito con el que nunca soñaron y menos imaginaron.
LA VOZ DE LA MUJER /////Isabel Rivero de Armas