La vigilancia relativamente menor fue reportada por el periódico Folha de Sao Paulo, sobre la base en documentos de la agencia de inteligencia brasileña que obtuvo de una fuente no revelada
El gobierno brasileño confirmó el lunes que su servicio de inteligencia espió a diplomáticos estadounidenses, rusos, iraníes e iraquíes, así como propiedades de esos países, aproximadamente hace una década en la capital Brasilia.
La vigilancia relativamente menor fue reportada por el periódico Folha de S. Paulo, en base a documentos de la agencia de inteligencia brasileña que obtuvo de una fuente no revelada.
Describe acciones de escuchas que palidecen en comparación con los programas masivos de espionaje realizados por la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos, cuyos esfuerzos son detallados en los miles de documentos filtrados por Edward Snowden, ex analista de la NSA (siglas en inglés de esa agencia).
Sin embargo, las revelaciones obligaron al gobierno brasileño a defender sus labores de espionaje, al tiempo que permanece como el crítico más estridente de los programas de la NSA que espiaron agresivamente las comunicaciones en Brasil, incluido el teléfono personal y el correo electrónico de la presidenta Dilma Rousseff, que canceló una visita de estado a Washington como respuesta.
El Gabinete de Seguridad Institucional de Brasil, que supervisa al servicio de espionaje Abin, indicó en una declaración enviada por correo electrónico que todas las operaciones mencionadas en Folha «se atuvieron a la ley brasileña para la protección de los intereses nacionales».
La declaración agregó que Abin «desarrolla actividades de inteligencia para la defensa» de Brasil y para la «soberanía nacional, en rigurosa observación de los principios constitucionales y las leyes que garantizan los derechos individuales».
Dean Cheves, vocero de la embajada estadounidense en Brasil, no hizo comentarios sobre el espionaje de Abin en esa sede diplomática. Pero sí indicó que la oficina fungía como una estación repetidora de los radios portátiles que porta el personal de la embajada, los cuales llevan esos aparatos como reserva para emergencias o en caso de que falle el servicio telefónico móvil.
Investigarán «filtración»
La nota de la presidente brasileña agrega que las actividades de la ABIN están previstas en la legislación y persiguen «la defensa del estado democrático de derecho, la sociedad y la soberanía nacional, con total respeto a los principios constitucionales y a los derechos y garantías individuales».
También advierte de que la filtración de informes clasificados como secretos constituye un delito y que el Gobierno, sin violar las debidas garantías de la libertad de prensa, procesará a los responsables por la entrega de los documentos.
AP