El líder opositor Henrique Capriles declaró hoy que la situación que atraviesa Venezuela es «la más compleja de toda América Latina» y destacó que lo peor que le podría pasar al país es una «salida militar». En declaraciones a la prensa tras ser recibido en audiencia privada por el papa Francisco, Capriles explicó que la lucha de hoy en Venezuela es la de «un Gobierno que no es demócrata contra un pueblo que sí es demócrata».
El político venezolano señaló que transmitió al pontífice su preocupación sobre el Gobierno de su país que, según dijo, «alimenta cada día un clima de confrontación, una pelea entre los venezolanos». «Esa no es la función de ningún Gobierno en ningún país del planeta y menos de quien se diga democrático. Sin duda la democracia nuestra no es una democracia como tal, eso es un régimen, algo que solamente ellos interpretan a su manera y la inmensa mayoría de los venezolanos sí son demócratas», agregó.
Capriles destacó que en Venezuela existe una lucha de «millones de venezolanos contra una cúpula, contra un grupito de gente muy corrupto» que promueven la censura hacia él, aunque destacó que pese a esos enfrentamientos, él no es una persona que «alimenta odios, ni rencores, ni cosas negativas».
«Por mi país estoy dispuesto a conversar con quien sea y por encontrarle una salida democrática a mi país, constitucional, pacífica», aseveró el político venezolano, que destacó el rol que puede jugar la Iglesia en la promoción del diálogo en Venezuela.
Capriles dijo que «en los días de conflicto» fueron a él y a sus seguidores a quienes, según comentó, les habían «robado» las elecciones, los que evitaron que hubiera «una guerra».
«Nosotros siempre hemos sido de promover una salida pacífica. Años atrás vivimos en Venezuela episodios de confrontación que nos han marcado. Los venezolanos no queremos más violencia pero si ustedes oyen las palabras del Gobierno cada día son de incitación para que haya violencia», dijo.
Y agregó: «es una provocación constante a mi persona para que mi respuesta sea sacar al pueblo a la calle para luchar contra el Gobierno, que es lo que yo he estado evitando, pero si el Gobierno sigue atropellando (…) llegará un momento en que Capriles no va a poder ser un factor de contención».
Así, señaló que la Iglesia puede tener «un gran rol que jugar en esa promoción del diálogo» y que si esta institución convocara a un proceso para el entendimiento «cuando sea y el día que sea» ellos estarán ahí.
Capriles aprovechó además para defenderse de algunas críticas lanzadas por sus detractores que han tachado su visita de oportunista y destacó que «todo» lo que ha logrado en política ha sido producto de su trabajo. «Nadie me regaló nada, ni me monté en un portaaviones, ni soy ningún delfín de nada, ni soy el hijo, como dice alguien por ahí que es el hijo de (Hugo) Chávez. Yo soy el hijo de mi padre y de mi madre», afirmó.
Capriles también se refirió a la «Navidad temprana» de Venezuela inaugurada por el presidente, Nicolás Maduro, el pasado 2 de noviembre para dar al pueblo «la suprema felicidad social».
El político en la oposición señaló que «la felicidad no se decreta en un documento, sino que se alcanza, se logra se trabaja» y explicó que «la Navidad es un sentimiento, no va en un decreto presidencial que aparece en la gaceta oficial». EFE