Pavimento irregular, aguas negras recorriendo libremente las calles, contaminación sónica, irrespeto de las leyes de tránsito, basura, inseguridad y un laberinto de buhoneros es lo que denomina esta popular zona del municipio Sucre, que parece haber quedado en el olvido de sus autoridades
Nada define mejor a la abrumante Redoma de Petare que su sinnúmero de tarantines de diversos colores opacos por el hollín de los autos, acompañado por el perenne rugir de las motos, las cornetas, los gritos de los vendedores, el pito del oficial de tránsito que lucha por mantener un mínimo orden en el tráfico siempre colapsado, la inseguridad y la perpetua basura que parece nunca abandonar sus calles.
Hay quienes lo creen un caos, para otros es su vida; pero la realidad es que esta popular zona del municipio Sucre, se ha convertido en una especie de monstruo indomable que se ha escapado de las manos a las autoridades que lo han regido en el paso del tiempo, resistiéndose a cambiar y evolucionar.
Pocos recuerdan a este lugar de forma diferente, hasta las personas de la tercera edad que aún se reúnen el los limitados espacios libres adyacentes a la estación del Metro, creen que la redoma siempre ha sido igual. Por lo tanto, lamentan su abandono y anhelan poder verla diferente, convertido en un lugar para la gente.
“Las jardinerías que deberían estar llenas de flores, son cúmulos basura. La plaza donde tendría que estar los bancos para los abuelos, hay buhoneros y desorganización. En los espacios que serían ideales para un parque de niños, impera la delincuencia. Esto aquí es como el infirmo en la tierra, sin intensiones de exagerar”, describió Herry Martínez, vecino del sector desde hace 50 años.
¿Culpables?
En un recorrido que hizo el diario La Voz por la zona, nadie dudó en señalar a los que consideran culpables de esta situación. Algunos creen que la principal razón que causa todo el caos son los buhoneros, pues se ubican en cada rincón, usan conexiones eléctricas de forma ilegal y generan grandes cantidades de basura.
Los tarantines pueden llegar a medir dos metros de diámetro y hasta mucho más, tomando gran parte del espacio que le pertenece a los peatones o automóviles, sin contar que si los tropiezan se molestan a tal punto de recurrir a la amenaza, que espanta a sus propios clientes, según contaron trabajadores de locales cercanos.
Por su parte, los vendedores a cielo abierto apuntan al alcalde, Carlos Ocariz junto a sus gabinete, como el verdadero causante de este escenario, dado a sus promesas sin cumplir sobre la construcción de al menos cuatro mercados populares que erradicarían el comercio informal.
“Prometieron un poco de mercados, pero para la fecha ‘nanay’. Además, se burlaron de nosotros porque los puestos del mercado de La Urbina son una caja de fósforos, es una indignación para nosotros que tenemos años trabajando en este municipio”, criticó Ledys Rodríguez, vendedora.
Conciencia ciudadana
No obstante, la falta de conciencia ciudadana también se incluye en la lista. Muchos peatones cruzan en zonas indebidas, incluso saltando los dispositivos de división de canales en la avenida principal de La Urbina. Por su parte, los motorizados usan las calles cual pista de carreras, sin respetar el paso de niños, madres o ancianos.
Asimismo, la inseguridad sigue haciendo de las suyas. Testigos del hampa que azota a la zona, aseguran que los arrebatotes, atracos y robos son el pan de cada día, mientras que las fuerzas policiales nunca están en el momento oportuno “sino que se encuentran bajo la protección de sus modulo”.
Finalmente, ¿El reordenamiento de la Redoma de Petare es un sueño imposible? No lo es, si ponemos el ejemplo de emblemáticos y radicales cambios del boulevard de Sabana Grande o de César Rengifo en el Cementerio, sólo hace falta el verdadero compromiso y condiciones de las autoridades competentes para que se haga realidad.
Promesas incumplidas
Poner orden en la Redoma de Petare y sus alrededores, es una promesa que el alcalde del municipio Sucre, Calos Ocariz, ha venido realizando desde que asumió el cargo hace unos cinco años; pero su ejecución a tenido un sinnúmero de trabas en el camino, por lo que actualmente estas calles donde reina la anarquía, la basura y el descontrol, siguen igual e incluso peor que antes.
Cuando el ahora burgomaestre hacía campaña con intención de liderar este municipio, ofreció el reordenamiento de esta popular zona. Sin embargo, ahora que su inicial período de mandato está a punto de terminar, no existen evidencias de haberlo cumplido.
También, aún siguen a la espera de la entrega y constricción de los cuatro mercados que algún día aseguraron que erradicaría el comercio informal. El que lleva años irguiéndose, en la avenida principal de La Urbina, aseguraron que sería inaugurado a finales del 2011, luego en marzo del 2013 pero para la fecha -siete meses después- aun sigue en construcción
¿Y el Plan Movilidad?
Sólo la acera pintada de azul, es el recuerdo de lo que algún día fue el Plan Piloto de Movilidad, una iniciativa de la Alcaldía de Sucre, que tuvo como objetivo optimizar el paso por la avenida principal de La Urbina hasta llegar a la estación de Metro de Petare.
Éste, consistía en despejar del comerciantes informales un tramo de está zona que es muy transitada -durante un horario establecido- dado a que conecta al terminal petareño con el subterráneo capitalino, por lo que colocaron unos dispositivos que separan a los peatones de los vehículos, dándole más espacio para transitar.
Sin embargo, la falta de continuidad, vigilancia y organización dejó este corredor vial en el abandono y por lo tanto ya no se aplica. Las rejas separadoras, ahora son usadas como mostrador de los comerciantes informales, un objeto para colgar y exhibir su mercancía.
Anabel Barrios Díaz
abarrios@diariolavoz.net
Foto: Giovanni Martínez