Como un vagabundo psicópata con tendencias pederastas definió la policía de Marruecos a Abdelaali Hadi
La existencia del primer asesino en serie de la historia criminal de Marruecos se descubrió el 20 de agosto del 2004, cuando cerca del río El Uaar, a la entrada de esa ciudad, aparecieron los restos de cinco cadáveres. Hacía tanto que estaban sin vida que sólo quedaban unos cuantos huesos.
A unos 500 metros, en bolsas de plástico, se encontraron otros tres cadáveres en las mismas condiciones. La autopsia reveló que las víctimas eran niños varones con edades comprendidas entre 11 y 15 años. La muerte más reciente se remontaba a seis meses atrás y la más antigua, a cuatro años y a pesar del horror que causó el descubrimiento de estos crímenes, capturar al responsable resultó una tarea sencilla.
Una nota… una pista
A pesar de que, en un primer momento, la policía pensó que se enfrentaban a un escurridizo criminal, cuya captura podría tardar años o incluso, no concretarse nunca, encontrar la primera y definitiva pista fue realmente fácil: entre la ropa de una de las víctimas apareció una nota en un trozo de papel.
En la nota se podía leer una sola frase: “Juro por Dios que me vengaré, pase lo que pase”. A continuación, figuraba el apellido del asesino: Hadi, escrito en árabe y en alfabeto latino, lo que evidenciaba que el responsable de estos homicidios no temía ser atrapado.
Uno de los agentes policiales recordó que, en la cantina de comida de la terminal de autobuses de la ciudad de Tarudant trabajaba un ayudante de cocina apellidado Hadi, un hombre delgado, tosco, de aspecto descuidado y de muy pocas palabras. Casualmente, en este sitio siempre había muchos niños de escasos recursos que se ofrecían a llevar maletas y bultos a los usuarios por unos cuantos centavos y en los últimos años, habían desaparecido varios de ellos.
La extraña desaparición de estos pequeños trabajadores informales no causaba mayor impacto en la sociedad, pues, por lo general, no tenían familia o sus padres poco se preocupaban por ellos, así que los crímenes de Hadi pasaban, prácticamente, desapercibidos.
Siguiendo la firma de la nota y vinculando el sitio de trabajo de Hadi con el lugar de desaparición de estos niños, la policía apresó a Abdelaali Hadi de 42 años de edad, el 06 de septiembre del 2004. Finalmente, Tarudant respiraba con alivio, ya que el presunto asesino de nueve niños en esa pequeña ciudad marroquí, situada 620 kilómetros al sur de Rabat, había sido detenido e incluso, había confesado sus crímenes.
Su modus operandi se basaba en ganarse la confianza de los niños que ofrecían servicio de cargadores en la estación de autobuses y convencerlos para que lo acompañaran a su casa, ofreciéndoles un plato de comida caliente que, estos pequeños que vivían en una profunda miseria, no podían rechazar. Ya en su terreno, dominaba fácilmente a los infantes y acababa con sus vidas.
El sujeto fue presentado a la fiscalía de Agadir y tras 12 horas de interrogatorio, Abdelaali Hadi se desmoronó. Contó que se llevaba a sus víctimas hasta el rancho solitario que le servía de casa en un terreno baldío y allí las amordazaba, para impedir que gritasen, abusaba de ellas y acababa asfixiándolas. Troceaba sus cuerpos y los enterraba junto a su casucha.
Esta forma de esconder los cadáveres le funcionó por varios años, hasta que se enteró de que el propietario del terreno (que era su primo) tenía la intención de edificar. Le entró miedo de que se descubriesen los restos mortales, así que exhumó los cuerpos y los trasladó en bolsas a orillas del río, donde los agentes policiales realizaron el macabro hallazgo.
El presunto asesino contó también a los agentes cómo, de pequeño, había sido víctima de una violación colectiva por parte de 14 hombres. Los psiquiatras señalan, según la prensa marroquí, que su actitud denotaba una mezcla de esquizofrenia y de confuso deseo de venganza.
La policía lo describió como un vagabundo psicópata con tendencias pederastas. Durante la investigación, los cuerpos de seguridad también estudiaron otras hipótesis, como redes internacionales de pedofilia, mafias de tráfico de órganos o buscadores de tesoros que practican rituales de magia negra marroquí. Algunos periodistas sospecharon, incluso, que Abdelaali Hadi era el eslabón más bajo de cadena criminal que fue detenido para calmar a la gente.
Abdelaali Hadi enfrentó cargos que incluyeron asesinatos premeditados en serie, el uso de armas, la tortura, la violencia, la violación de menores y el secuestro de menores. Tras el juicio, el tribunal de apelación de Agadir condenó a muerte a este pervertido sujeto, quien pasó a la historia como el primer asesino en serie conocido de Marruecos.
¿Qué es la pedofilia?
Desde un punto de vista médico, la pedofilia consiste en que la excitación o el placer sexual se obtienen, principalmente, a través de actividades o fantasías sexuales con niños de, generalmente, entre ocho y 12 años de edad.
La pedofilia es un rasgo multifactorial en la personalidad del que la padece y se compone de aspectos mentales, institucionales, de actividad, de educación sexual, de violencia y de control de las pulsiones. A la persona que padece pedofilia se le denomina pedófilo, justamente este es el perfil que los psiquiatras utilizaron para definir a Abdelaali Hadi
Edda Pujadas // Twitter: @epujadas