El día que las tropas de Hitler detuvieron a miles de hebreos -cuyos templos y propiedades fueron saqueadas y destruidas-, fue conmemorado ayer
BERLÍN.- Alemania rememoró el 75 aniversario de «la noche de los cristales rotos», plan mediante el cual miles de judíos alemanes fueron detenidos por los nazis al tiempo que sus casas, templos y negocios eran saqueados y destruidos.
El presidente alemán, Joachim Gauck, tomó parte en un acto de recuerdo junto al secretario general del Consejo Central de los judíos alemanes, Stephan Krammer, en el monumento «Crecer con memoria», situado en el lugar donde se levantaba la antigua sinagoga de Eberswalde, en Brandeburgo, en el este de Alemania.
Allí, unos artistas erigieron una estatua en recuerdo de las víctimas de la violencia antisemita desencadenada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
La historia
«La noche de los cristales rotos» constituyó un adelanto de lo que posteriormente sería el Holocausto, durante el cual millones de judíos, junto a gitanos, homosexuales y otros perecerían en los campos de exterminio.
Sin embargo, la presión sobre los judíos alemanes había comenzado mucho antes debido a las corrientes antisemitas que se vivían en el país desde finales de la década de 1920.
Cuando Adolf Hitler accedió al poder en 1933, esta oleada de antisemitismo pasó a formar parte de la política gubernamental, como demuestra la aprobación en 1935 de las leyes de Núremberg (sur de Alemania)
De acuerdo con estas, se prohibía el matrimonio entre judíos y no judíos, al tiempo que aumentaba la presión en la calle contra las comunidades hebreas establecidas en Alemania.
A principios de 1938 entre el 60 % y el 70 % de los propietarios judíos habían sido obligados a abandonar sus empresas, que pasaron a manos de personas que no tuviesen orígenes judíos.
Cuando el 7 de noviembre el judío polaco residente en Francia, Herschel Grynszpan, atentó contra el diplomático de la embajada alemana en París, Ernst vom Rath, que murió dos días después, los nazis encontraron el pretexto para desencadenar la violencia.
En la noche del 9 al 10 de noviembre, y durante los dos días siguiente, decenas de sinagogas fueron destruidas junto a miles de tiendas y negocios judíos.
Las milicias nazis no respetaron ni tan siquiera los asilos y orfanatos judíos, así como allanaron miles de viviendas.
Treinta mil judíos, la mayoría hombres, fueron detenidos en toda Alemania y recluidos durante varios días en prisiones locales antes de ser trasladados a los campos de concentración de Sachsenhausen, Buchenwald o Dachau.
Varias decenas de personas más murieron esa misma noche o en los días siguientes a causa de los abusos sufridos por parte de los simpatizantes nazis.
«Isla de humanidad»
El presidente alemán Joachim Gauck alabó ayer a los «héroes silenciosos de la resistencia contra los nazis» durante una visita en Berlín al museo-taller de Otto Weidt, un fabricante alemán de cepillos que trató de salvar en su fábrica a decenas de judíos, la mayoría de ellos ciegos y sordos.
Gauck calificó al taller de Weidt como una «isla de humanidad» en unos momentos espantosos, y añadió que «la vida no debe naufragar, sino que puede ser colmada en humanidad»