ROMA. El papa Francisco elogió la labor del controvertido Secretario de Estado saliente de la Santa Sede, el cardenal Tarcisio Bertone, por la ayuda «generosa y fiel» al pontificado de Benedicto XVI.
La defensa del cardenal italiano, blanco de críticas por los errores cometidos durante los siete años que ejerció como número dos de la Santa Sede, fue hecha por el papa argentino en la introducción del libro de Bertone ‘La diplomacia vaticana en un mundo globalizado’.
Bertone, que cumple 79 años en diciembre, presentó su libro ante numerosos eclesiásticos y periodistas este martes en el Vaticano.
El texto retoma las intervenciones realizadas durante su gestión como encargado de los asuntos diplomáticos del Vaticano, así como de la administración del gobierno central, la Curia Romana.
«La historia (…) reconocerá la intensa labor del cardenal Bertone», quien fue un «apoyo generoso y fiel» del pontificado de Benedicto XVI, escribió el papa Francisco en el largo prólogo.
Francisco acaba de nombrar como secretario de Estado al exnuncio en Venezuela, el italiano Piertro Parolín, de 58 años, quien no ha podido asumir el cargo por razones de salud, debido a que fue sometido a una operación de urgencia el pasado 15 de octubre.
La salida de Bertone ha sido muy gradual y diplomática, aunque se sabe que existen diferencias de estilo.
El cardenal, que carecía de experiencia diplomática, llegó al puesto de secretario de Estado en 2006, al ser nombrado por Benedicto XVI, junto al cual afrontó los escándalos que sacudieron la Iglesia católica en los últimos años: pederastia, ‘VatiLeaks’ y reforma de las finanzas del Vaticano en medio de las rivalidades e intrigas.
Recientemente confesó a la prensa que fue víctima de «cuervos y víboras».
Bertone contó que el papa quiso escribir el prefacio de su libro, en el que analiza la «globalización negativa y paralizante» y menciona una frase del escritor Jorge Luis Borges en la que asegura que el metro de medida de un servidor de la Iglesia «no son los titulares de la prensa, que la gente cree que son verdades, sino la silenciosa y generosa dedicación al bien auténtico».