Si viajas una vez al año Nicolás te hará feliz. No tendrás que trabajar más. Nicolás encontró la fórmula para que los venezolanos –todos- podamos vivir sin hacer nada, ni producir algo. Así de simple. Eso sí, tienes que tener tu pasaporte, una tarjeta de crédito, y viajar al exterior. Lo de la felicidad no es un juego de palabras del presidente, es la realidad, y miles y miles de venezolanos ya practican la receta de felicidad de Nicolás.
Eldu Ende: ¡Gracias Nicolas!
Les cuento, viajé con mi esposa y dos nietas al exterior. ¡Qué maravilla! Estuvimos tres noches y cuatro días. El hotelito donde estábamos era buenísimo, una habitación con dos camas matrimoniales, en una dormíamos mi esposa y yo, y en la otra las dos niñas.
El baño con un papel toilette extraordinario con la marca de un osito de peluche. Solamente pagábamos 50 dólares por noche incluido el papel. En total fueron 150 dólares más 20 de impuestos. O sea, 170 dólares. Desayunábamos con 4 dólares por adulto y 3 por cada nieta.
En total 17 dólares. El almuerzo, por supuesto en una hamburguería –por no decir la marca- costaba apenas 4.99 dólares por cada uno. 22 dólares, los cuatro en total. La cena un poquito más, eran como 30 dólares por día.
La cuenta de alimentación fueron en total 276 dólares. Las cifras son reales porque les recuerdo que tienen que presentarle a Cadivi todas las facturas sumadas y llevar la cuenta, que es el principal fastidio del viaje.
El carro alquilado fueron 169 la semana completa, pero la gasolina fueron 80 dólares. Gastamos los 170 de alojamiento, los 276 de alimentación y los 249 de transporte más combustible. En total fueron 695 que llegaron a 750 con las propinas. Cadivi nos dio 2.500,00 dólares a mi esposa, otro tanto a mí, más 500 dólares en efectivo a cada nieta, a mi esposa y a mí. En total, ¡7.000,00 dólares!
Con las tarjetas de mi esposa y los míos pagamos los gastos anteriormente descritos y compramos puros electrónicos. Dos laptop, dos tablets, dos celulares, dos cámaras, un televisor y otros electrónicos pequeños.
También compramos harina pan que costaba 3 dólares cada paquetico, pero a 6.30 por dólar eran 19 bolívares y –no faltaba más- trajimos el papel de baño de los ositos. En total, casi los 5 mil dólares de Cadivi. Nos sobraron los dos mil dólares en efectivo.
Lo mejor nos esperaba al llegar a Venezuela. A familiares, amigos y conocidos les contamos y le enseñamos lo que habíamos adquirido y nos comenzaron a ofrecer comprarnos todo. Y, bueno, la oferta era tan atractiva que vendimos las laptop, luego el televisor, los celulares, las tablets… hasta los dólares nos compraron. Lo único que no vendimos fue la harina pan y los rollos de papel.
Con lo que recibimos, pagamos los 30 mil bolívares que costaron los pasajes y los 44.100,00 bolívares que nos costaron los dólares de Cadivi. Aun así, con lo que nos sobró nos asignamos una pensión por los próximos 12 meses de casi 8 salarios mínimos mensuales, que hacen 10 con los dos salarios de pensión que cobramos mi esposa y yo del seguro social. ¿Qué tal?…
Que equivocado estaba, siempre pensé que viajar era un privilegio, como obtener algo en la vida resultado del esfuerzo, el estudio y el trabajo. Pero no, Nicolás encontró la fórmula para darnos premios sin tener que hacer nada… Bueno, algo hice, las colas del banco para entregar las carpetas de Cadivi y para buscar los reales, como dos horas por lo menos.
Nicolás logró hacernos de verdad verdad, felices, vivir sin trabajar. Es más, ni siquiera con el comandante que decía que teníamos que trabajar y ser eficientes.
Ahora mi preocupación radica en ver adónde voy el año entrante. Para ver si viajo a Buenos Aires, Madrid o París. Aunque me dicen que es pepiado ir a Lima, Ecuador o Panamá.
El problema es que todo el mundo está haciendo lo mismo y cada vez es más difícil conseguir cupo en las líneas aéreas. Esta mañana escuché en el automercado a uno de los que llenan las bolsas en las cajas, que al día siguiente iría a las 4 de la mañana para sacar el pasaporte. Obvio, si el gobierno te la pone tan bombita quién no va a batear.
También estando allí llegó la harina, y empezaron a llegar cientos de buhoneros con sus familiares y hacer varias veces la cola para comprarla a 7 bolívares y luego venderla hasta a 70 en sus tarantines. Ya camino a mi casa pasé por una tienda de artefactos para el hogar que estaba intervenida y que estaban vendiendo barato por orden de Nicolás.
Me bajé y en la cola me enteré, por otros que estaban junto a mí, que ellos iban a llevar lo que pudieran, porque con esos precios había que comprar porque cuando se acabaran los aparatos eléctricos, entonces los iban a vender más caro que como estaban en la tienda antes de la intervención.
La verdad, que esas otras oportunidades de empleo que ofrece Nicolás –para mí- son complicadas. Prefiero más mi nueva profesión de viajero que la de buhonero o la de revendedor de electrodomésticos.
Por último, solamente le quiero dar las gracias a Nicolás por hacerme tan feliz en este paraíso, aunque algo me dice en mi interior que algo no está bien, porque los países que se han desarrollado ha sido a punta de trabajo, trabajo y más trabajo, y produciendo muchos bienes y servicios. Lo cual no se está haciendo. ¿Quién lo va a hacer si puedes vivir gratis? …
Es evidente que no puede ser que podamos viajar y vivir sin trabajar, cuando en el país no hay harina pan, ni papel de baño, ni electricidad y cada vez hay más escasez…hasta saqueos. Solo espero que no llegue alguien con las gorras bien puestas, y un día nos saque de este sorprendente paraíso y nos diga: – “Ahora te ganaras tu sustento con el sudor de tu frente…” y se acabe esta descomunal guachafita.
Eldu Ende