Los televisores y las licuadoras no fueron suficientes. El presidente, Nicolás Maduro, también quiere regularizar las ganancias de los zapatos, los autos y la ropa, entre otros.
Para esto, dice que necesita una ley que le permita legislar por decreto. Y el martes se dio un paso importante para obtenerla: en principio, habría logrado garantizarse el voto que le faltaba para que la llamada Ley Habilitante sea aprobada en el Parlamento.
Esto después de que la Cámara finalizara el trámite para inhabilitar, bajo cargos de corrupción, a una congresista oficialista, que se había cambiado a la oposición. En su lugar asumirá el cargo su suplente, cuyo voto -se espera- completará el porcentaje necesario para que Maduro expanda sus poderes.
Sin ellos, sostiene el gobierno, sería imposible combatir la «guerra económica» con la que «la derecha venezolana» y el «imperialismo» tienen la economía venezolana en crisis.
El desabastecimiento de productos básicos ha llegado a un 20%, según datos del Banco Central de Venezuela (BCV), y la inflación fue del 54% en el último año.
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Nunca, en los últimos 15 años, los venezolanos habían visto los precios de los productos subir tan aceleradamente. El mismo ministro de Finanzas, Nelson Merentes, reconoció este miércoles que la inflación está «por encima del promedio».
Y por eso es que, después de las medidas de los últimos días, muchos se preguntan si el objetivo de fondo del presidente es bajar la inflación por decreto.
La comparación con Zimbabue
Esta semana, mientras crecían las filas para comprar electrodomésticos y se saqueaban algunas tiendas que decidieron no abrir, en las redes sociales muchos compartían artículos de la prensa internacional con fecha de junio de 2007.
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En ellos se reportaba la regularización de precios realizada por el gobierno del polémico presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, en el poder desde 1987.
«Acá no va a desaparecer la inflación, sino que se van a regularizar las ganancias»
Nicmer Evans, analista.
El africano bajó los precios en un 50% y prohibió a los comerciantes subir el costo de los productos.
Pero eso no detuvo la inflación, también conocida como la «hiperinflación zimbabuense», que llegó a triplicar precios en lapsos de hasta un día, algo solo comparable a la Europa de las guerra mundiales.
Hoy en día Zimbabue usa divisas extranjeras después de que se relajaron los controles. La moneda local prácticamente no existe. Y la economía, de cuya crisis el gobierno culpa a las sanciones internacionales, sigue inestable.
Especulación
Después de una década del control de cambio en Venezuela, la disparidad del precio del dólar en el mercado negro y el oficial es más grande que nunca.
Lo que busca atacar el gobierno, según dice, es el enriquecimiento de algunos negocios que acusa de comprar su mercancía con dólares oficiales -que adquieren a 6,5 bolívares- pero la venden a precios del mercado paralelo, donde el dólar se cotiza ocho veces más caro por estos días.
Esa es, para Nicmer Evans, analista económico y político de línea chavista, la diferencia con el caso de Zimbabue: «Mugabe decretó la inmovilidad de los precios, por lo que su país se detuvo mientras el mundo siguió».
«Pero acá no va a desaparecer la inflación, sino que se van a regularizar las ganancias», le dice a BBC Mundo.
Para el analista, si la política de Maduro va acompañada de una campaña pedagógica para evitar que la gente compre desmesuradamente y de un órgano que regule con transparencia las ganancias, el gobierno puede suavizar una inflación que «por muy rentistas y muy dependientes del petróleo que seamos, no tiene explicación».
El gobierno considera que la inflación tiene su origen en la especulación y el enriquecimiento ilícito de algunos comerciantes, así que sometiéndolos a un régimen de control de ganancias cree que puede reducirla.
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Problema estructural
Sin embargo, hay quienes creen que la inflación en Venezuela es un fenómeno más estructural cuyas causas se desligan de la especulación de algunos comerciantes.
Henkel García, analista de la consultora Econometría, dice que cuando se tiene tanta liquidez monetaria como en Venezuela, donde crece a una tasa interanual del 73%, es imposible frenar la inflación.
«Tal vez puedas contenerla con decretos que regularizan las ganancias de algunos productos, pero no la vas a frenar de manera generalizada», le dice a BBC Mundo.
Además, explica, este tipo de bienes como los electrodomésticos tienen un porcentaje muy pequeño en la canasta general determinada por el BCV, por lo que su regulación no va a afectar el correr general de la inflación.
La teoría económica dice que todo comerciante analiza dos cosas al plantear su negocio: los rendimientos y los riesgos. Y, en ese sentido, según García,»si ves que la ganancia que te propone el gobierno no te favorece, simplemente no vas a importar y generarás más escasez».
«Tú no puedes detener la inflación con decretos como estos sin generar más escasez», señala.
Por su parte, Evans reitera: «Solo se le está diciendo a los comerciantes que no sean usureros; este no es un problema de reposición de inventarios».
Ahora bien, predecir las consecuencias de estas medidas en el mediano plazo no es posible. ¿Habrá televisores, licuadoras, zapatos y autos para vender? ¿Seguirán vendiéndose a lo que el gobierno llama «el precio justo»? ¿O su ausencia vendrá a abultar el índice de escasez?