La próxima vez que usted se vea con el médico, no se sorprenda si le dice algo sobre el peso.
El sector médico ha emitido nuevas directrices para combatir la epidemia de obesidad en Estados Unidos y exhortan a los médicos a ejercer muchas más presión para que los pacientes pierdan esas libras de más.
Para ello los médicos deben calcular el índice de masa corporal (BMI), una relación entre el peso y la estatura. Y si usted necesita perder peso, deben darle un plan y remitirlo a un especialista.
«Reconocemos que decir a los pacientes que bajen de peso no es suficiente», dijo la Dra. Donna Ryan, copresidenta de la Comisión de Directrices.
¿La buena noticia? Se espera que para el próximo año la mayoría de las aseguradoras cubran el asesoramiento y otros tratamientos contra la obesidad, siguiendo el ejemplo del Medicare, que comenzó a pagarlo el año pasado.
Más de una tercera parte de los adultos en Estados Unidos son obsesos, algo que es así desde mediados del decenio pasado. Las autoridades definen como obeso a una persona con un BMI de 30 o mayor. Por ejemplo, una persona con una estatura de 1,80 metros (5 pies 9 pulgadas), sería obesa si pesara 92 kg (203 libras).
Los médicos conocen bien que el exceso de peso puede provocar diabetes, enfermedades del corazón y otros problemas de salud. Pero las encuestas han mostrado que sólo una tercera parte de los pacientes obesos recuerdan que su médico les haya hablado sobre el BMI o los haya aconsejado sobre la pérdida de peso.
Las directrices fueron presentadas esta semana por un grupo de organizaciones como la Asociación Americana del Corazón, el Colegio de Cardiólogos de Estados Unidos y la Sociedad sobre la Obesidad.
Las directrices se publican en medio de importantes desarrollos en la lucha contra la obesidad y aconsejan a los médicos:
— Calcular por lo menos una vez al año el BMI del paciente, medirles la cintura y decirles si están pasados de peso u obesos.
— Desarrollar un plan que incluya ejercicios y una reducción moderada en la ingesta de calorías.
— Estudiar la posibilidad de recomendar al paciente que se someta a una operación de reducción de peso para los que tienen un BMI de 40 o los de 35 con otros dos factores de riesgo, de enfermedades del corazón, como diabetes e hipertensión.
— Referir los pacientes pasados de peso y obesos con síntomas de problemas cardíacos a programas de reducción de peso. Específicamente, se debe discutir su inscripción en esos programas en por lo menos 14 sesiones de asesoría a lo largo de seis meses con un dietista, sicólogo u otro profesional médico con capacitación en control de peso.
Diane LeBlanc dijo que ya era hora de implementar nuevas directrices.
Hace más de un año, la mujer de Baton Rouge, Luisiana, se sentó con el médico de su familia para hablar de su peso y pedir una referencia a algún tipo de asistencia. LeBlanc había tratado de perder peso con dieta durante más de un decenio y padecía de hipertensión.
Dijo que el médico le sonrió y le dijo: «Hay muchos programas, pero lo que en realidad debes hacer es comer menos».
«Eso me devastó», dijo LeBlanc. «Me dio a entender que era un problema que yo tenía en mi mente».
La mujer cambió de médico y ha perdido 18 kilos desde mayo, cuando se inscribió en un programa intensivo que incluye sesiones de asesoramiento.
Los médicos «necesitan escuchar el mensaje», dijo LeBlanc. «Decirle a alguien que no debe comer tanto no funciona para todo el mundo».