La socialista Michelle Bachelet deberá tejer alianzas en el congreso para concretar las reformas estructurales que fueron el piso de su programa de gobierno: los detractores y posibles aliados comenzaron a emerger en el escenario político chileno.
Bachelet ganó la primera vuelta del domingo con un 46,68% y la candidata oficialista Evelyn Matthei salió segunda con un 25,01%. Le siguieron el ex diputado socialista y díscolo Marco Enríquez-Ominami, con un 10,96% y el independiente de derecha Franco Parisi, con 10,12%.
Enríquez-Ominami anticipó que no traspasará sus votos a Bachelet y dijo que «mi candidata es la asamblea constituyente… lucharé porque la asamblea constituyente sea mi realidad», mientras Parisi dijo que Matthei «es una mala persona» y que «la señora Michelle Bachelet va a ser Presidente».
Sólo un sector de la coalición electoral de Bachelet es partidario de la asamblea constituyente.
Algunos analistas confían en que el tipo de liderazgo de Bachelet, que gobernó entre 2006 y 2010, le sirva para ordenar las filas al interior de su propia coalición, donde existen grupos tan disímiles como el Partido Comunista y el Partido Demócrata Cristiano.
«Bachelet ha sabido administrar las expectativas, las expectativas del PC (Partido Comunista) que puede querer avances más sustantivos, la Democracia Cristiana que va a querer avances más graduales. Todo es posible bajo un liderazgo que es incontrastable», opinó Bernardo Navarrete, analista y académico de la Universidad de Santiago de Chile.
Otros analistas tienen opiniones más extremas y consideran que se impondrá el movimiento callejero, como el sociólogo de la Universidad de Chile, Alberto Mayol, quien dijo a la AP que «si el camino en el Congreso no se allana para la educación gratuita, lo que va a terminar por ocurrir es que se va a terminar por imponer la educación gratuita por caminos extra institucionales».
«Bachelet no tiene mayoría para reformar la Constitución. Va a tener que acercarse a los votos para una reforma educacional y eso quiere decir transar. En este sentido, los dirigentes estudiantiles que llegaron al poder sin duda van a tener poder de negociación y creo que lo van a poder usar», dijo a la Associated Press Marta Lagos, analista de Latinobarómetro.
«Es una buena cosa que exista esa pequeña bancada estudiantil en el Congreso porque muestra que también es posible hacer cambios».
AP