Matthei, exministra del Trabajo del gobierno del saliente Sebastián Piñera, obtuvo el 25,01% de la votación, escrutadas, de acuerdo a los resultados oficiales del Servicio Electoral.
«Vamos a trabajar para ganar ampliamente en diciembre», aseguró la exmandataria, de 62 años, ante sus adherentes que celebraban su victoria al ritmo de la música en la céntrica avenida Alameda de Santiago.
Cerca de 13 millones de chilenos estaban llamados a votar en las elecciones presidenciales y parlamentarias del domingo, en las que se inauguró el nuevo sistema de inscripción automática y el voto voluntario. Pero según los últimos cómputos, la participación fue de un 56%, por debajo de los pronósticos.
Los resultados del domingo permiten al partido oficialista «perder en forma más digna», afirmó el politólogo de la Universidad Adolfo Ibáñez, Cristóbal Bellolio.
Así el analista destacó que la elección de diciembre será «casi un trámite» para Bachelet.
Dos mujeres con dos visiones opuestas
Bachelet y Mattei representan dos visiones diametralmente opeustas de Chile, que cada una defenderá con vehemencia en la campaña por la segunda vuelta.
Bachelet, de 62 años, la primera mujer que llegó a la presidencia chilena (2006-2010), impulsada por la coalición Nueva Mayoría -socialistas, democristianos y el Partido Comunista- propone un paquete de reformas que buscan corregir el modelo político y económico heredado de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
Con una economía chilena que crece a buen ritmo pero que arrastra una alta desigualdad social la propuestas de cambio que propone la exmandataria han calado hondo.
Bachelet propone una reforma educativa que incluye la gratuidad universal en la educación universitaria en seis años, haciéndose eco de las protestas estudiantiles de 2011.
Los ajustes incluyen una reforma tributaria que busca recaudar unos 8.000 millones de dólares, a través de un gradual aumento de los impuestos a las empresas, que se destinarían a su reforma educativa.
Su paquete incluye, además, una reforma de la Constitución para dejar de lado la herencia de la dictadura, que según ha dicho Bachelet, contiene una serie de «cerrojos» antidemocráticos, como los senadores designados.
Pediatra y madre separada de tres hijos, Bachelet impulsa asimismo la reinstauración del aborto terapéutico -prohibido en Chile en todas sus formas- así como abrir un debate sobre matrimonio igualitario.
Para concretar los cambios, además, la candidata socialista necesita una amplia mayoría en el Congreso, que renovó el domingo sus 120 diputados y 20 de sus 38 senadores.
Los primeros resultados otorgan a Bachelet una mayoría simple en el Congreso, insuficiente para acometer los cambios más profundos.
La coalición Nueva Mayoría obtendría 67 diputados, frente a 49 de la Alianza de derecha y cuatro independientes, sobre un universo de 120 diputados, según los primeros resultados del Servicio Electoral.
En el Senado, la Nueva Mayoría obtendría 21 senadores, la Alianza de derecha 16 y 1 independiente, en un total de 38 bancas.
Esa mayoría simple permitiría a Bachelet -en caso de ratificar su triunfo en el balotaje- acometer solo algunas de las reformas que ha propuesto, como la reforma tributaria y la educacional.
Matthei, ex ministra de trabajo del actual gobierno de Sebastián Piñera, se opone fervientemente a las reformas propuestas por Bachelet, con quien comparte un pasado en común: ambas son hijas de generales de la Fuerza Aérea que eran grandes amigos y de niñas compartieron juegos en la base militar donde vivían.
Candidata de la ultraconservadora Unión Demócrata Independiente (UDI) de 60 años, Matthei aspira a una continuidad del gobierno de Piñera, calificando los cambios impulsados por Bachelet como «irracionales».
Asimismo, ha dicho que no está dispuesta a entregar la gratuidad en la universidad.
«Trámite»
Contra todos los pronósticos, Bachelet no consiguió el triunfo en la primera ronda, para lo cual necesitaba el 50% más uno de los votos emitidos.
«Sabíamos que el desafío de ganar en primera vuelta era complejo», reconoció Bachelet tras conocerse los resultados.
En tercer lugar se ubicó el exsocialista Marco Enríquez-Ominami, con un 10,93%, mientras que el empresario Franco Parisi obtuvo un 10,13%. Ninguno de los otros cinco candidatos lograron superar el 3%.
Pese a la gran diferencia obtenida por Bachelet, el paso a segunda vuelta de Matthei le otorga una inyección moral a la derecha chilena, que arriesgaba en esta elección ser aplastada, estimaron analistas consultados por la AFP.
«Hay un triunfo moral de la derecha, porque había unas expectativas muy malas en cuanto a la candidatura de Matthei y su incapacidad de alcanzar una mínima cohesión como coalición electoral», afirmó el analista de la Universidad de Santiago, Marcelo Mella.
Matthei está dispuesta a dar la batalla: «Vamos a ganar en segunda vuelta», afirmó exultante tras conocerse los resultados que le abrieron la puerta al balotaje.
AFP
Matthei, exministra del Trabajo del gobierno del saliente Sebastián Piñera, obtuvo el 25,01% de la votación, escrutadas, de acuerdo a los resultados oficiales del Servicio Electoral.
«Vamos a trabajar para ganar ampliamente en diciembre», aseguró la exmandataria, de 62 años, ante sus adherentes que celebraban su victoria al ritmo de la música en la céntrica avenida Alameda de Santiago.
Cerca de 13 millones de chilenos estaban llamados a votar en las elecciones presidenciales y parlamentarias del domingo, en las que se inauguró el nuevo sistema de inscripción automática y el voto voluntario. Pero según los últimos cómputos, la participación fue de un 56%, por debajo de los pronósticos.
Los resultados del domingo permiten al partido oficialista «perder en forma más digna», afirmó el politólogo de la Universidad Adolfo Ibáñez, Cristóbal Bellolio.
Así el analista destacó que la elección de diciembre será «casi un trámite» para Bachelet.
Dos mujeres con dos visiones opuestas
Bachelet y Mattei representan dos visiones diametralmente opeustas de Chile, que cada una defenderá con vehemencia en la campaña por la segunda vuelta.
Bachelet, de 62 años, la primera mujer que llegó a la presidencia chilena (2006-2010), impulsada por la coalición Nueva Mayoría -socialistas, democristianos y el Partido Comunista- propone un paquete de reformas que buscan corregir el modelo político y económico heredado de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
Con una economía chilena que crece a buen ritmo pero que arrastra una alta desigualdad social la propuestas de cambio que propone la exmandataria han calado hondo.
Bachelet propone una reforma educativa que incluye la gratuidad universal en la educación universitaria en seis años, haciéndose eco de las protestas estudiantiles de 2011.
Los ajustes incluyen una reforma tributaria que busca recaudar unos 8.000 millones de dólares, a través de un gradual aumento de los impuestos a las empresas, que se destinarían a su reforma educativa.
Su paquete incluye, además, una reforma de la Constitución para dejar de lado la herencia de la dictadura, que según ha dicho Bachelet, contiene una serie de «cerrojos» antidemocráticos, como los senadores designados.
Pediatra y madre separada de tres hijos, Bachelet impulsa asimismo la reinstauración del aborto terapéutico -prohibido en Chile en todas sus formas- así como abrir un debate sobre matrimonio igualitario.
Para concretar los cambios, además, la candidata socialista necesita una amplia mayoría en el Congreso, que renovó el domingo sus 120 diputados y 20 de sus 38 senadores.
Los primeros resultados otorgan a Bachelet una mayoría simple en el Congreso, insuficiente para acometer los cambios más profundos.
La coalición Nueva Mayoría obtendría 67 diputados, frente a 49 de la Alianza de derecha y cuatro independientes, sobre un universo de 120 diputados, según los primeros resultados del Servicio Electoral.
En el Senado, la Nueva Mayoría obtendría 21 senadores, la Alianza de derecha 16 y 1 independiente, en un total de 38 bancas.
Esa mayoría simple permitiría a Bachelet -en caso de ratificar su triunfo en el balotaje- acometer solo algunas de las reformas que ha propuesto, como la reforma tributaria y la educacional.
Matthei, ex ministra de trabajo del actual gobierno de Sebastián Piñera, se opone fervientemente a las reformas propuestas por Bachelet, con quien comparte un pasado en común: ambas son hijas de generales de la Fuerza Aérea que eran grandes amigos y de niñas compartieron juegos en la base militar donde vivían.
Candidata de la ultraconservadora Unión Demócrata Independiente (UDI) de 60 años, Matthei aspira a una continuidad del gobierno de Piñera, calificando los cambios impulsados por Bachelet como «irracionales».
Asimismo, ha dicho que no está dispuesta a entregar la gratuidad en la universidad.
«Trámite»
Contra todos los pronósticos, Bachelet no consiguió el triunfo en la primera ronda, para lo cual necesitaba el 50% más uno de los votos emitidos.
«Sabíamos que el desafío de ganar en primera vuelta era complejo», reconoció Bachelet tras conocerse los resultados.
En tercer lugar se ubicó el exsocialista Marco Enríquez-Ominami, con un 10,93%, mientras que el empresario Franco Parisi obtuvo un 10,13%. Ninguno de los otros cinco candidatos lograron superar el 3%.
Pese a la gran diferencia obtenida por Bachelet, el paso a segunda vuelta de Matthei le otorga una inyección moral a la derecha chilena, que arriesgaba en esta elección ser aplastada, estimaron analistas consultados por la AFP.
«Hay un triunfo moral de la derecha, porque había unas expectativas muy malas en cuanto a la candidatura de Matthei y su incapacidad de alcanzar una mínima cohesión como coalición electoral», afirmó el analista de la Universidad de Santiago, Marcelo Mella.
Matthei está dispuesta a dar la batalla: «Vamos a ganar en segunda vuelta», afirmó exultante tras conocerse los resultados que le abrieron la puerta al balotaje.
AFP