Las grandes empresas quieren escucharle y no para saber lo que opina, sino para combatir el fraude.
La tecnología biométrica de voz, la grabación y el análisis de las impresiones vocales para la autentificación, es una de las últimas armas tecnológicas desplegadas en la guerra contra los que cometen fraude, un delito por el que cada año la economía británica pierde al menos 52.000 millones de libras (más de US$83.000 millones), según la Autoridad del Fraude Británica (NFA, por sus siglas en inglés).
Se estima que sólo las compañías de servicios financieros británicas pierden cada año más de US$8.000 millones.
Pero esa cifra en realidad podría ser dos o tres veces superior, ya que muchos fraudes no se denuncian.
El robo de identidad y la intervención de cuentas son un problema grave y creciente, especialmente en la era digital, que se ha convertido en el terreno perfecto para los estafadores que encuentran muchas más maneras de recolectar datos personales.
Dinámico
La ventaja principal de la voz es que es mucho más difícil de imitar y robar.
«La voz es una característica biométrica, más que una estadística como la huella digital, así que es más complicado replicarla y copiarla digitalmente”, afirma Emmanuelle Filsjean, la directora de mercadotecnia de ValidSoft, que ofrece asesoría de seguridad a los bancos y ayuda a los gobiernos europeos a lidiar con el fraude transfronterizo.
Las huellas digitales de la voz contienen más de 100 elementos identificables. Y, al usar complejos algoritmos matemáticos y los últimos equipos de alta definición de audio, las compañías de seguridad biométrica creen que pueden identificar a la gente con exactitud en más del 97% de los casos.
Incluso gemelos idénticos, que comparten el mismo ADN, se pueden diferenciar por sus impresiones vocales, de forma que esta tecnología podría ser una prueba suficientemente contundente como para usar, por ejemplo, en los juzgados.
La voz es crucial porque los call centres o centros de atención de llamadas siguen siendo la principal forma mediante la cual interactuamos con las compañías, pese al aumento de la banca y el comercio en línea.
Las medidas tradicionales de autentificación, que incluyen la utilización de números de identificación personal (PIN), contraseñas y las respuestas a preguntas claves fáciles de recordar pueden fallar, principalmente porque el ser humano erra y solemos olvidar esas palabras o números claves.
Por ese motivo, solemos usar números PIN y contraseñas que son extraordinariamente fáciles de recordar para nosotros y por lo tanto muy fáciles de adivinar para los otros.
Quienes se dedican a investigar los fraudes encontraron que cerca del 10% de los números PIN de cuatro dígitos robados por defraudadores son simples 1-2-3-4.
Por otra parte, según los bancos, sus clientes erran en las respuestas de autentificación en sus llamadas al call centre entre en un 10% y un 20% de los casos porque no pueden recordar sus detalles de seguridad.
«No puedes olvidar tu voz», afirma Levent Arslan, directora ejecutiva de Sestek, una asesoría tecnológica que ayudó a la compañía telefónica turca Avea a registrar un millón de registros vocales en un año.
La voz también es algo fácil de usar. «Es la forma más intuitiva de interactuar», explica Filsjean.