Tocando la coyuntura del caso de la línea blanca y los electrodomésticos, desde Fedeindustra consideramos que el reto es mantener la efectividad de las medidas tomadas por el Gobierno Bolivariano en el mediano y largo plazo
Miguel Pérez Abad
La vorágine de los hechos que ocurren actualmente en el país produce más reacción que raciocinio. Sin embargo, es necesario que -en medio del remolino de emociones positivas y negativas que se puedan tener- busquemos un espacio para trascender, razonar y aproximarnos a una interpretación de los hechos de una manera más científica. Aclaro, de antemano, que ello no significa que cada uno tenga su corazoncito, además de las legítimas posiciones políticas o intereses personales que tengamos.
Pero aún así, debemos intentar hacer un ejercicio de abstracción que conduzca a respuestas y propuestas estructurales frente al fenómeno de la especulación y en consecuencia, no sean necesarios los puntos de quiebre que obliguen a corregir las distorsiones en una forma más drástica, con algunos costos asociados y superfluos que podrían evitarse.
En principio, creo oportuno reiterar una serie de valores que a lo largo de más de una década he planteado públicamente en mi condición de presidente de Fedeindustria. Uno de ellos: no solemos practicar las solidaridades automáticas; promovemos el cumplimiento de las leyes y quienes las violen deben asumir su responsabilidad.
Esto aplica frente al fenómeno de un inocultable brote especulativo que en algunos casos se traduce en ganancias del 1000 por ciento, una desviación que a veces afecta a las propias pequeñas y medianas industrias y empresas (PyMIS y PyMES), que por no tener posiciones de dominio, son victimas de grandes empresas, grandes importadores o grandes monopolios que nos imponen la ley del embudo.
Ahora bien, tocando la coyuntura del caso de la línea blanca y los electrodomésticos, desde Fedeindustra consideramos que el reto es mantener la efectividad de las medidas tomadas por el Gobierno Bolivariano en el mediano y largo plazo. Para dar continuidad a los precios justos es clave la renovación de los inventarios de los productos que los venezolanos están comprando de manera masiva por las rebajas decretadas por el presidente Maduro. Ganar menos, pero vender más, es una ecuación donde ganan todos los actores.
Pero esto a su vez requiere planificar –sigilosamente- las necesidades de importación de los productos que no se fabrican en Venezuela para los próximos meses, a fin de acompasar esta demanda con el inicio temprano de la ruta de la obtención de los certificados (CNP) y dólares oficiales necesarios. Sin suficiente inventario, es mucho más difícil obtener precios justos. La escasez es un caldo de cultivo para la especulación.