No hay espacio para el magnicidio ni para el atentado personal», dijo el jefe de la delegación gubernamental en el proceso de paz, Humberto de la Calle.
BOGOTA. El gobierno de Colombia afirmó este martes que es el momento de poner fin a casi medio siglo de conflicto armado interno, en una declaración con motivo de cumplirse el primer año de conversaciones de paz con la guerrilla de las FARC.
«Creemos que la oportunidad de terminar el conflicto es aquí y ahora. Los colombianos lo entienden bien. Esperamos que las FARC compartan este anhelo, que estén dispuestos a renunciar definitivamente al uso de la violencia. No hay espacio para el magnicidio ni para el atentado personal», dijo el jefe de la delegación gubernamental en el proceso de paz, Humberto de la Calle.
«Llegó la hora de hacer todos los esfuerzos por la paz. Estamos buscando acuerdos razonables, buenos para el país, respetando nuestras tradiciones democráticas y el espíritu de nuestra Constitución, para terminar la guerra e iniciar una fase de construcción de la paz, en la que deben participar todos los colombianos sin distingos», añadió De la Calle.
El gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las comunistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) llevan adelante desde el 19 de noviembre de 2012 en La Habana un diálogo de paz en el cual han consensuado ya dos de cinco puntos: el desarrollo rural y la participación política de la guerrilla, considerados como los más difíciles.
«Estamos en un proceso serio, nunca antes una negociación con las FARC había avanzado tanto», destacó.
En relación al transcurso de los diálogos, de la Calle dijo que el grupo negociador ha sido receloso y sólo ha abordado los temas incluidos en la agenda.
«Por fuera no discutimos con las FARC», afirmó.
En referencia a las concesiones de la negociación, luego que a principios de mes ambas partes acordaran un marco para la participación política de las FARC y una revisión del sistema electoral colombiano, de la Calle defendió la postura del gobierno.
«No estamos entregando el país a los terroristas, como algunos dicen», expresó.
El expresidente colombiano, Álvaro Uribe, un fuerte opositor a las negociaciones, ha calificado los diálogos como «acuerdos de impunidad».
Aún quedan pendientes los temas de drogas ilícitas, que debe ser abordado a partir del próximo 28 de noviembre, reparación a las víctimas y abandono de las armas. Además, las delegaciones deben definir un mecanismo para refrendar los acuerdos.
Sobre esos primeros consensos, De la Calle aseguró que «hay una visión integral de transformación del campo, capaz de crear un entorno de bienestar. El corazón del acuerdo es la reafirmación de la dignidad de la familia campesina».
Al comentar sobre la participación política, el jefe de la delegación aseveró que «la nueva apertura democrática para la paz requiere cumplir el anhelo de consolidar los derechos de la oposición, tramitar pacíficamente la irrupción de los movimientos sociales, abrir la puerta a nuevos partidos».
El funcionario llamó a «generar una cultura de tolerancia y respeto, brindar seguridad y dignificar el ejercicio de la política, acentuar el pluralismo y combatir los vicios que aún tiene el sistema electoral».
El conflicto armado de Colombia, en el que también han participado otras guerrillas de izquierda, grupos paramilitares de derecha y narcotraficantes, es el más prolongado de América Latina y ha dejado en cinco décadas cientos de miles de muertos y 4,5 millones de desplazados por la violencia.
AFP