Fue declarada muerta por los médicos, pero 10 horas después rompió a llorar. La historia de Milagros, como la han llamado, no deja de ser insólita desde que naciera prematuramente en Quibdó, una empobrecida ciudad del noroeste de Colombia, con apenas 27 semanas de gestación.
La falta de madurez de los pulmones de la pequeña dificultaron su respiración al nacer y, 35 minutos después de venir al mundo, los médicos certificaron su defunción. A las 3.20 horas de la madrugada del pasado miércoles, Milagros estaba oficialmente muerta y su cuerpo fue trasladado a la morgue.
Pero cuando los familiares reclamaron el cuerpo, a las 13.30 horas de ese día, se produjo la sorpresa: «El encargado de entregarlo observó que la niña tuvo un movimiento, abrió los ojos y empezó a llorar», explicó el doctor Farid Vieira, gerente del hospital San Francisco de Asís de la localidad. Milagros fue inmediatamente ingresada en unaincubadora y ha sido trasladada a un hospital de Bogotá.
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