Un tuíter que me mandaron decía que “aquí lo que importa no es el dólar, sino el sucre, porque el comandante Chávez lo dijo y punto”. La tragedia del fanatismo. Un fanático no razona. El magnífico artículo de Jurate Rosales en El Nuevo País del lunes 11 de noviembre describe cómo un pueblo culto se fue detrás de un energúmeno…
Carolina Jaimes Branger
Entre el 9 y el 10 de noviembre de 2013 fue asesinado el comercio en Venezuela: ¿quién va a querer invertir aquí? Encima, a los valientes que han quedado apostando por el país los intervienen, los llaman apátridas y hasta se los llevan detenidos.
No solo ha sido la profunda tristeza que he sentido como venezolana por el estado de pudrición que vivimos. Es la tristeza que me queda de pensar que arreglar esto tomará –si empezamos ya- por lo menos dos generaciones… ¡Qué poca esperanza para mis hijas y para los nietos que aún no tengo!
Haber leído los comentarios en los que se calificaba a los saqueos como “un merecido castigo a la especulación”, donde se asegura que “el dólar no tiene nada que ver con nosotros, porque ganamos en bolívares” y encima, se acepta que existe una “trilogía del mal” que hay que exterminar, me hizo palpar la magnitud de la tragedia que estamos viviendo. A esas personas hay que empezar por explicarles que hace 13.700 millones de años hubo un Big Bang… ¡qué cara es la ignorancia!
Yo estoy de acuerdo con que se fiscalice y se multe a los especuladores… pero que el pueblo se tome la justicia en las manos, que proceda a saquear y que el Gobierno lo acepte es equivalente a un linchamiento… un linchamiento del comercio. Entre el 9 y el 10 de noviembre de 2013 fue asesinado el comercio en Venezuela: ¿quién va a querer invertir aquí? Encima, a los valientes que han quedado apostando por el país los intervienen, los llaman apátridas y hasta se los llevan detenidos. Desgarrador el video del comerciante de El Tigre cuando llegó la GN a “remarcar” su mercancía sin reparar en las facturas que respaldaban los montos que se habían pagado.
Un tuíter que me mandaron decía que “aquí lo que importa no es el dólar, sino el sucre, porque el comandante Chávez lo dijo y punto”. La tragedia del fanatismo. Un fanático no razona. El magnífico artículo de Jurate Rosales en El Nuevo País del lunes 11 de noviembre describe cómo un pueblo culto se fue detrás de un energúmeno… La misma historia en todas partes. El fanatismo destruye a la cultura y eterniza la ignorancia, esa ignorancia que hoy aplaude que se acabe con el comercio en Venezuela. Los mismos ignorantes que han aplaudido las intervenciones de tierras productivas por el INTI y la destrucción del aparato productivo por las expropiaciones e importaciones masivas.
La economía es como la Ley de Gravedad: termina por imponerse. Maduro cree que inventó el agua tibia. Cuando se dé cuenta –si es que se da cuenta- del exabrupto que ha cometido, ojalá que no sea demasiado tarde…