Un macho y un travesti conviven como amigos en un apartamento y además se cuidan, según el cuento teatral de Luis Carlos Boffill
“Hablando de mujeres y traiciones” de Luis Carlos Boffill es una comedia didáctica, bien actuada, sobre la convivencia de dos hombres: uno, macho por los cuatro costados, y otro gay, travestido además. Es la saga de Clemente y Jorge, quienes comparten un apartamento, a pesar de sus respectivas formas, tan diferentes, de ver la vida. Se presenta en el Celarg.
Enaltecer lo femenino
Boffill explica que “Hablando de mujeres y traiciones” surgió porque hace un par de años, “una empresa me pidió un espectáculo para el 8 de marzo con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer. Por eso inventé a Clemente, aquel latinoamericano que justifica sus excesos y carga de culpas a las mujeres, sin considerar los sacrificios que hoy día ellas hacen, sabiéndose combinar como amas de casa, madres, profesionales, etcétera. Y en sus historias con ellas recreo muchas situaciones que pasan a diario en cualquier país latinoamericano, más aún en Venezuela, donde, desde mi llegada de La Habana, oigo como enaltecen a las mises de los concursos de belleza, quienes, sin quitarles méritos, no pienso sean la imagen de la mujer venezolana, pues, más allá de la belleza que las caracteriza, son emprendedoras, luchadoras, capaces y demás calificativos que argumenta y manifiesta mi obra. Quise combinar o confrontar al machista Clemente con el transformista Jorge, muy adrede y premeditado, sabiendo que quien solicitaban el espectáculo, era una agrupación gubernamental; quise resaltar que todos cabemos en un espacio si basamos nuestras directrices en el respeto y la tolerancia. Y en este caso, el homosexual, aun hoy día, sigue siendo el ente de una comunidad cuestionada y discriminada por la homofobia. Una vez cumplido el compromiso, la aceptación fue inmediata. Fue muy elogiada y Producciones C&E me pidió revisarla y agrandarla. Para aquella ocasión no pasaba los 40 minutos, pues fue lo negociado con quienes me contrataron. Por eso me tome la tarea de enaltecer su dramaturgia y hacer cambios, entre los que incluyen la selección musical y un montaje más teatral y menos show, como lo fue en su primera presentación”.
-¿Qué busca con un espectáculo, donde hay un duelo verbal entre un travesti y un machista?
-Enaltecer a la mujer venezolana de hoy día. Lo capaces que son, profesionales, madres solteras, que ya son menos las que se dejan abusar por la violencia de género en sus hogares, que son mucho más que bellas mujeres aptas para concursos de belleza.
Pero luego de la revisión dramatúrgica, quise exponer mucho más aún. Clemente, personaje que yo además encarno, tuvo cuantas mujeres quiso y pudo, además tiene un hijo, Alexander; sigue viviendo su vida loca, más aun luego del golpe sentimental que le sufrió con una interesante mujer, Crisol. Jorge (felizmente resuelto por Luis Miguel Sánchez) vive del mundo nocturno, que es sinónimo de tragos, bailes, diversión, sexo, promiscuidad, etcétera. Sin embargo, ambos están absolutamente solos y solo se tienen a ellos. Se aman, aunque jamás pasará nada, pues, los deseos carnales no existen entre ellos; es amor noble y desinteresado. Sin embargo, aun siendo tan diferentes en criterios y ópticas de vida, pueden convivir, caben en el mismo espacio, porque hay respeto, tolerancia y amor.
Gays conflictuados
-¿Sabe lo complicado que suele ser el público cuando la presentan una obra de temática gay que no es para burlarse de los personajes sino para mostrarlos como seres humanos conflictuados?
-Lamento mucho cuando alguien trata el tema de la homosexualidad como una oportunidad para la mofa en el marco de la comedia. De hecho, no solo como dramaturgo, sino como director y actor, es de Clemente, el macho vernáculo de mi obra, de quien me río, por su ignorancia, conducta y criterios anacrónicos y prejuiciados. Aunque también logro justificarlo porque humanos somos todos. No creo en el malo más malo, ni en el bueno más bueno. Todos tenemos de ángeles y demonios. Pero no acepto que sea precisamente el gay, el monstruo oportuno para la burla. Peor aún si pretendemos ser una sociedad no excluyente, como lo proclama la Carta Magna
Entre los teatreros se manejan códigos muy distintos: hay quien dice escribir para el público, pues a él se debe. Hay quien dice escribir para ser feliz con sí mismo. El que maneja la taquilla como prioridad o el que no le importa más que el amor al arte.
En mi caso, pienso en lo que quiero y me mueve escribir y luego en lo que podría gustar o no en el público, pues hay espectadores para todos, y lo que a unos gusta a otros disgusta. Lo cierto es que tenemos un compromiso moral como teatreros, el cual no va únicamente con el simple disfrute de lo que el público demanda, de ser así, ¿cuándo educamos?, ¿cuándo sembramos cultura? o ¿cuándo invitamos a la reflexión?
-¿Por qué usa un gay travestido y no un gay más discreto y con menos plumas?
-Tengo otras obras donde el gay no es un característico transexual o transgénero o transformista. En «Rechazos», por ejemplo, el gay es un matón delincuente que nadie cree que sea gay. En esta obra, quise mostrar la experiencia de muchos casos que se conocen sobre muchachos que viven de la fonomímica en shows nocturnos, y que inhumamente son agredidos, burlados, abusados, incluso por sectores policiales. De paso, muchos son juzgados como seres que detestan a la mujer, o cómo demonios de la mala vida. Jorge es ejemplo de muchos transformistas que viven en la decencia, y créeme, hasta conocí un chico que vive del show nocturno y es heterosexual, casado y con hijos. No es gay, ama su trabajo y lo que hace. La intención nunca fue ser esquemático con Jorge más que con Clemente. Pero existen, ahí están. Jorge no abusa de lo afeminado en su conducta, incluso su canción justifica lo teatral y no el show característico de quienes viven del trabajo fonomímico transexual.
Ficha técnica
Dramaturgia y dirección de Luis Carlos Boffill, quien además se manifiesta como compositor musical y solista vocalista en el personaje que defiende actoralmente, Clemente, un machista, fanático del equipo del Magallanes y quien lleva la historia junto a Jorge, transformista gay que vive del show fonomímico que interpreta Luis Miguel Sánchez. Boffill para poder llevar la dirección e interpretación conjuntamente, contó con el apoyo de Sarai Pérez. El diseño de luces lo hizo junto a Yolmar Roa y contó con el apoyo de Producciones C&E, destacando la faena artística y general de Luis Guillermo González y Yomaira Molina
EL ESPECTADOR
Edgard Antonio Moreno Uribe
http://elespectadorvenezolano.blogspot.com
8: emorenouribe@gmail.com