Según estadísticas, el 80% de la población tiene algún grado de esta patología
El agotamiento, la fatiga o decaimiento general es uno de los principales motivos de consulta en la sociedad. Está motivado, principalmente, a las grandes exigencias de la vida cotidiana y por otra parte, a la pérdida de la capacidad de adaptación del individuo al estrés.
Estadísticamente, se conoce que el 80% de la población tiene algún grado de esta patología, lo que genera una ausencia laboral y gasto en servicios médicos importante. También disminuye la productividad e incrementa el malestar que genera sentirse agotado.
Los síntomas más comunes son:
Fatiga o cansancio después del reposo
Fatiga que limita las actividades comunes de cada día
Fatiga que dura más de 24 horas después de hacer ejercicio
Fatiga que empeora con actividad intelectual y física
Sensación de pesadez en brazos y piernas
Dolor de cabeza
Hipotensión
Dificultad para pensar con claridad
Falta de memoria
Falta de concentración y de atención
Insomnio, irritabilidad y depresión
Adenopatías (inflamación de los ganglios linfáticos)
En la Medicina Antienvejecimiento se evalúa este síndrome inicialmente con una evaluación cualitativa: un test del nivel de estrés, un interrogatorio en la historia médica; y cuantitativamente con los exámenes de laboratorio.
La evolución cualitativa consta de una serie de eventos ocurridos en el último año de vida, lo cual indica el nivel de estrés al que está sometido el individuo y determina su capacidad de adaptación. Una puntuación menor de 100 puntos expresa un nivel de estrés normal, entre 100 y 200 puntos se considera distress, y una mayor de 200 puntos indica una deficiencia en la capacidad de adaptación con desgaste y envejecimiento.
Durante la evaluación clínica se le interroga al paciente si siente algún indicio de agotamiento y si éste es más acentuado en la mañana, en la tarde, en la noche o durante todo el día. Si el agotamiento se acentúa en las mañanas se debe a una debilidad de la glándula tiroides, por lo que las hormonas tiroideas activan el metabolismo basal y dan la energía matutina para iniciar las actividades. Si es por las tardes, se debe a las glándulas suprarrenales que producen las hormonas del estrés y antiestrés, y que mantienen el cuerpo activo durante las tareas cotidianas. Si el agotamiento es por las noches es normal, es producto de las actividades diarias. Cuando es durante todo el día se determina que es una falla total del sistema endocrino o una depresión del sistema nervioso.
Para contrarrestar este fenómeno existen una serie de tratamientos antienvejecimiento destinados a eliminar las toxinas que bloquean los procesos metabólicos, revitalizar los sistemas enzimáticos energéticos que dan vida a las células y dar protocolos específicos que fortalecen al sistema psico-neuro endocrino inmunológico.
(Prensa Centro Medico Antienvejecimiento VRC)
Posibles soluciones
Hay cuatro tipos de tratamientos que ayudan a equilibrar los síntomas del síndrome de fatiga crónica:
Tratamientos de desintoxicación: consisten en la eliminación de radicales libres de oxidación, metales pesados y metabolitos celulares residuales por medio de la hidroterapia ionizante, la hidroterapia de colon y los sueros de quelación.
Tratamientos de revitalización: se trata de darle a las células los minerales, vitaminas, aminoácidos y bioterápicos por medio de sueros antienvejecimiento y terapias de repolarización celular.
Tratamientos específicos: son terapias regenerativas con extractos celulares de cada sistema glandular, potenciado con plasma rico en plaquetas y células madre autólogas.
Ozonoterapia: el ozono tiene efectos beneficiosos en el organismo humano. Éste incrementa el suministro de oxígeno a los tejidos, mejora el sistema inmunitario, disminuye los radicales libres porque es modulador del estrés oxidativo, es un poderoso bactericida, fungicida y viricida. Se recomienda realizarlo por vía general y localmente en los puntos de dolor.
Todas estas terapias están destinadas a recuperar la vitalidad, energía y fuerza para aumentar la capacidad de manejar el estrés cotidiano y superar la capacidad de adaptación; y así cumplir con los compromisos personales, familiares y laborales, alejando todos los procesos de envejecimiento prematuro con una juventud biológica óptima.