El papa Francisco afirma que «no debe esperarse que la Iglesia cambie su postura» sobre la cuestión del aborto, ya que «no está sujeto a supuestas reformas o modernizaciones. No es progresista pretender resolver los problemas eliminando una vida humana».
Se trata de una afirmación del pontífice en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, la primera del papa Francisco tras los trabajos del Sínodo de Obispos, celebrado del 7 al 28 de octubre de 2012, dedicado a «la nueva Evangelización para la transmisión de la fe».
Sin embargo, Francisco reconoce que «también es verdad que hemos hecho poco para acompañar a las mujeres que se encuentran en situaciones muy duras, donde el aborto se les presenta como una rápida solución para sus profundas angustias, particularmente cuando la vida que crece en ellas ha surgido como producto de una violación o en un contexto de extrema pobreza».
«¿Quién puede dejar de comprender esas situaciones de tanto dolor?», se pregunta.
Según el pontífice, «la Iglesia quiere cuidar con predilección a los niños por nacer, que son los más indefensos e inocentes de todos, a quienes hoy se les quiere negar su dignidad humana en orden a hacer con ellos lo que se quiera, quitándoles la vida y promoviendo legislaciones para que nadie pueda impedirlo».
El obispo de Roma agrega que «frecuentemente para ridiculizar alegremente la defensa que la Iglesia hace de sus vidas, se procura presentar su postura como algo ideológico, oscurantista y conservador».
Sin embargo, esta defensa de la vida por nacer «está íntimamente ligada a la defensa de cualquier derecho humano», sostiene.
«Supone -agrega el papa- la convicción de que un ser humano es siempre sagrado e inviolable, en cualquier situación y en cada etapa de su desarrollo».
También, en Exhortación Apostólica, alude a la familia para la que «el matrimonio es una aportación a la sociedad», aunque en estos momentos «atraviesa una crisis cultural profunda» y arremete contra «el individualismo posmoderno y globalizado favorece un estilo de vida que desnaturaliza los vínculos familiares».
Y habla de los pobres.
«Para la Iglesia la opción de los pobres es una categoría teológica, antes que sociológica».
«Por eso quiero una Iglesia pobre para los pobres. Ellos tienen mucho que enseñarnos», dice y asevera que «mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres….no se resolverán los problemas del mundo».
El papa invita a cuidar a los más débiles: «los sin techo, los tóxico dependientes, los refugiados, los pueblos indígenas, los ancianos cada vez más solos y abandonados» y a los emigrantes para los que exhorta a los países «a una generosa apertura».
EFE