En momentos en que las fuerzas del presidente Bashar Assad han intensificado su ofensiva arrolladora, los rebeldes aumentan su respuesta con andanadas de proyectiles para socavar el firme control del gobernante en la capital
DAMASCO. Caen al azar, a menudo durante las horas pico, y destruyen escuelas, negocios, iglesias así como casas en la capital siria, donde dejan una estela de terror y muerte.
En momentos en que las fuerzas del presidente Bashar Assad han intensificado su ofensiva arrolladora, los rebeldes aumentan su respuesta con andanadas de proyectiles de mortero dirigidas contra el centro de Damasco para socavar el firme control del gobernante en la capital.
En las últimas dos semanas, decenas de estos obuses disparados desde vecindarios en poder de los rebeldes en las afueras de la ciudad han caído en el centro histórico de la capital y en zonas aledañas.
Según se sabe, los proyectiles de mortero, muchos de fabricación casera, son imprecisos así que es imposible determinar si los insurgentes los dispararon al azar o contra objetivos específicos.
Gran parte de los ataques con morteros de las últimas semanas han apuntado contra zonas de mayoría cristiana en la Ciudad Antigua, donde muchos habitantes ahora se atrincheran en sus casas en tanto que las escuelas están medio vacías.
Los propietarios de establecimientos afirman que sus ventas se han precipitado, debido a que la gente no se atreve a salir.
«La caída de proyectiles se ha convertido en parte de nuestra vida diaria», dijo Jean Nahhas, de 18 años y estudiante de administración de empresas que vive en la zona predominantemente cristiana de Qassaa, a la que afecta esta situación particularmente.
Nahhas, cuyo tío murió hace un mes debido al impacto de obuses de mortero, dijo que él y otros sirios han establecido una rutina, la de irse a casa temprano y llamar para verificar a la familia y los amigos después de cada explosión.
Assad conserva un firme apoyo en la capital, en particular entre las sectas minoritarias, como cristianos, alauíes, drusos y chiíes, debido a lo cual éstos son quizá objetivos.
Algún proyectil también alcanza con frecuencia las embajadas extranjeras y las escuelas.
Los rebeldes pertenecen principalmente a la secta mayoritaria suní del país, y los cristianos están convencidos de que sus barrios son atacados deliberadamente por los extremistas islámicos de las filas rebeldes.
«(Los insurgentes) disparan (los obuses de mortero) al azar para obligar a huir a los cristianos», dijo en entrevista telefónica el patriarca adjunto ortodoxo griego, Luca al-Khoury, establecido en Damasco.
El jueves, un proyectil de mortero que cayó dentro de la embajada rusa en Damasco dejó un sirio muerto y nueve heridos, entre estos dos guardias, dijo el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia. El recinto de la embajada tuvo daños menores.
AP