¿Podrá convertirse el derecho Greg Maddux en el primer exaltado por votación unánime al Salón de la Fama? Parece difícil, pues siempre sale algún votante con cualquier argumento que afecta la votación
Eric Núñez / AP
Greg Maddux fue el primer lanzador en ganar el premio Cy Young en cuatro temporadas consecutivas, acumulando un promedio de efectividad de 1.98 durante ese sensacional periodo entre 1992 y 1995.
Nadie, absolutamente nadie, ha sido elegido al Salón de la Fama del beisbol de manera unánime. Tom Seaver es quien más cerca ha estado al registrar un 98,88% de los votos. Maddux, con 355 victorias de por vida, no debe ser despreciado por ninguno de los cerca de 600 individuos a quienes les toca votar en las próximas semanas.
Pero dé por descontado que alguien tendrá algún pretexto, quizás capricho o una suerte de circunstancia especial para omitirle.
No sorprendería que alguien ofrezca el siguiente razonamiento: ‘este es el último año que Jack Morris puede aparecer en la papeleta y Maddux ya cuenta con mucho respaldo, así que un voto menos no es un trauma’.
A simple vista parece tan fácil: sólo rellenar la casilla hasta un máximo de 10 nombres. No lo es. Lo que existe ahora es un marasmo en el que se presenta el escenario de que un votante pueda seleccionar a 10 con legítimas credenciales y sentirse que dejó fuera a cuatro o cinco que también merecían consideración.
Hace un año, la Asociación de Cronistas de Beisbol de Norteamérica no pudo seleccionar a nadie, algo que no ocurría desde 1996, pese a que en la lista aparecían los nombres de Barry Bonds, Roger Clemens, Jeff Bagwell, Curt Schilling, Mike Piazza, Tim Raines, Edgar Martínez y Craig Biggio, todos ellos astros que en diversos grados de méritos cuentan con credenciales para tener placas en el museo situado en Cooperstown.
La era de los esteroides ha cargado con todos por igual, con santos y pecadores, ocasionando que la lista correspondiente para 2014 tenga 36 nombres.
El debate es un frenesí de contradicciones. Muchas de las grandes figuras en el pasado reciente se dopaban, pero no fue hasta hace una década cuando se estableció un reglamento con controles y sanciones.
Los votantes se arropan bajo una cláusula de integridad para poner en luz amarilla a Bonds, Clemens, Mark McGwire y Sammy Sosa, rostros visibles de la era. A estos votantes se les recrimina que el Salón de la Fama no es un lugar para gente inmaculada, advirtiendo la presencia de racistas (Ty Cobb), pitchers que manipulaban las pelotas (Gaylord Perry) y alguien que cumplió una sentencia de cárcel por contrabando de marihuana (Orlando Cepeda).
Meras sospechas o rumores sobre vínculos con esteroides han servido como justificación para marginar a Bagwell o Piazza, pese a que nunca dieron positivo en un control ni fueron mencionados en el Informe Mitchell.
La papeleta está tan repleta como consecuencia de la última votación: nadie salió elegido al no conseguir el 75% de votos, pero hubo suficientes adhesiones para mantener a la mayoría en la papeleta.
Es hora de una intervención del Salón de la Fama para replantear el proceso de votación de la BBWAA (las siglas en inglés de la asociación).
Se habla de aumentar el número de 10 nombres que se pueden elegir, así como incluir a otros sectores (comentaristas de radio y TV, así como de portales de Internet y blogs especializados). Con tantos nombres con méritos, existe una posibilidad que debutantes en la papeleta como Kent sean descartados para futuras votaciones.
También se debe depurar el «padrón», conformado por periodistas que acumularon al menos 10 años consecutivos en la Asociación, sin importar que en la actualidad han dejado de cubrir el deporte ya sea por haber cambiado de empleo o haberse jubilado. Uno de los aspectos que más burlas generó la pasada votación fue cuando trascendió el voto de tres periodistas que ahora escriben para un portal sobre golf.
La última ceremonia en Cooperstown, en julio, rozó el ridículo al exaltarse a un cátcher, dueño y umpire, todos fallecidos. Casi nadie hizo el peregrinaje a la localidad en el norte del estado de Nueva York. Poco probable que se repita, pero no es nada conveniente mantener intacto el actual proceso de votación.
RECUADRO
¿Le llegó la hora?
Jack Morris ha pasado por este proceso 14 veces.
Ahora, el exserpentinero de Grandes Ligas se pregunta si el resultado de las próximas votaciones para el Salón de la Fama -la última vez que su nombre aparecerá en la papeleta de la Asociación de Cronistas de Beisbol de Norteamérica (BBWAA, por sus siglas en inglés) – será igual que los anteriores.
«Para mí, el Salón de la Fama debe capturar una imagen de cada generación», le dijo Morris recientemente a mlb.com. «En mi generación, sumé 40 victorias más que los demás. No sé qué podrá significar eso, pero aparentemente no tiene suficiente valor».
Quizás el 2014 sea el año del diestro, quien ganó la Serie Mundial con Detroit, Minnesota y Toronto y terminó con 254 triunfos en sus 18 años como ligamayorista.
Un candidato puede permanecer en la papeleta de la BBWAA por un máximo de 15 años, siempre y cuando reciba al menos 5% de los votos. Para ser exaltado al Salón, un candidato debe ser nombrado en por lo menos 75% de las papeletas. En el 2013, Morris recibió el 67.7% de los votos.
De no ser exaltado este año, Morris será elegible para la próxima papeleta del Comité de la Era de Expansión, que será dentro de tres años.
Pero por ahora, Morris aparece en la boleta junto con varios otros lanzadores de renombre, incluyendo a Greg Maddux, Tom Glavine y Mike Mussina -quienes son elegibles por primera vez- y a Roger Clemens y Curt Schilling.
En el 2012, año en el que Barry Larkin fue el único jugador exaltado al Salón, las posibilidades de Morris de ingresar eran pocas, pero su total de votos aumentó a 66.7% después de un 53.5% de los votos en el 2011.
«Les estoy agradecido a los periodistas que me han apoyado porque de lo contrario hubiese quedado descartado desde hace mucho tiempo», dijo Morris. «Y en el último par de años, creo que el asunto de los esteroides ha complicado las cosas. Muchos de nosotros hemos sufrido las consecuencias porque (los cronistas) no sabían qué hacer con los demás. Se trata de algo lamentable, pero no lo puedo corregir. No estoy solicitando votos porque no lo creo necesario».
Morris fue el lanzador más ganador en la Liga Americana en la década de los 80 con 162 triunfos de 1980 a 1989.
«Lo que hice debe hablar por sí solo», dijo Morris. «Estoy orgulloso de ello. Todos los miembros del Salón de la Fama vienen donde mí y me lo recuerdan».
En 13 aperturas de postemporada de por vida, Morris registró foja de 7-4 con efectividad de 3.80; en la Serie Mundial, tuvo marca de 4-2 con promedio de carreras limpias de 2.96 en siete juegos iniciados.
RECUADRO
Los números
Greg Maddux G P S IP C CL K B Efec.
De por vida 355 227 0 5008.1 1981 1756 3371 999 3.16