Estamos radicalmente en contra de cualquier “algo” que sea inconstitucional, ilegal y antidemocrático. No creemos en salidas de fuerza, porque la violencia solo trae violencia, y como prueba tenemos precisamente estos 14 años dolorosamente transcurrido.
I
Sir Arthur Conan Doyle fue un médico y escritor escocés. Nacido en 1859 tenía, como los escritores de su época, la aspiración de ser el autor de la gran novela romántica de su tiempo. Pero el señor Conan Doyle además de sueños de grandeza tenía estómago y cuentas por pagar. Para cancelar estas y alimentar aquel se vio precisado a transitar un camino literario menos glorioso, pero más productivo: el de los folletines o series detectivescas que, en entregas sucesivas, eran publicadas en los periódicos. A tal efecto, Conan Doyle creó un personaje llamado Sherlock Holmes, genio del razonamiento deductivo. Holmes se hizo inmensamente popular. Mucho más, por cierto, que su autor, quien –incomodado por ese éxito no buscado y ciertamente no querido- intentó “matar” varias veces en sus cuentos al detective. Cada vez que lo hacía, centenares de londinenses manifestaban ante su casa, exigiéndole revivirlo. Y así lo hacía, no se sabe si en consideración a sus lectores o ante la presión de sus acreedores. Lo cierto es que Sir Arthur Conan Doyle murió en 1930, apabullado por un éxito que nunca quiso, y de alguna forma frustrado por no haber alcanzado el que, sin fortuna, si buscó.
II
El 7 de Octubre de 2012 Henrique Capriles sacó más de 6,5 millones de votos frente al presidente, candidato a la reelección y líder fundador del PSUV Hugo Chávez Frías. La votación sacada por Capriles fue una auténtica hazaña: Enfrentando a un adversario obscenamente ventajista, confrontando no con un partido sino con toda la maquinaria y recursos del Petro-Estado venezolano, con un “árbitro electoral” totalmente parcializado a favor del gobierno y teniendo que enfrentar en la cotidianidad de la campaña la violencia nada simbólica de los grupos paramilitares oficialistas, Capriles logró sin embargo reducir a la mitad la ventaja que Chávez había obtenido sobre la oposición en las presidenciales del año 2006. Capriles sacó la votación más alta obtenida hasta entonces por un candidato opositor frente a Chávez… Sin embargo, ese logro no fue valorado suficientemente por sectores del electorado opositor. Como aquel Sir Arthur Conan Doyle que por no obtener el triunfo que quería despreció el triunfo que tenía, muchos votantes opositores –en vez de capitalizar el logro obtenido el 7/O, y usarlo como un mejor punto de partida para nuevos y mejores logros futuros- se declararon “decepcionados”, “enguayabados” y “entristecidos”. Con el pretexto de estar “deprimidos” por no haber ganado las elecciones de octubre, muchos se fueron a hacer hallacas o a escuchar gaitas en vez de ir a votar en las elecciones regionales de diciembre 2012. ¿El resultado? En vez de ganar las 11 gobernaciones que se hubieran ganado si todas las personas que votaron por Capriles el 7 de Octubre lo hubieran hecho tambien en diciembre, se ganaron sólo tres: Amazonas, Lara y Miranda. El precio de tamaña irresponsabilidad fue altísimo, como se comprobó poco después….
III
En efecto. El 14 de abril de 2013 el final fue de fotografía. El oficialista CNE proclama a Maduro presidente con una ventaja de apenas un punto. Capriles dice que esa ventaja es trampa, que es resultado del ilegal “voto asistido” y de la suplantación de identidades, y para verificar eso exige una revisión de los cuadernos electorales. Tal revisión es negada porque “quien la debe, la teme”. Ese resultado ajustado, esa victoria arrebatada, la consiguió Capriles contando con el apoyo de sólo tres gobernaciones. De haber contado el 14/A con el apoyo de las otras ocho gobernaciones que de manera suicida le negó el “guayabo” opositor, hoy Venezuela no estaría hablando de saqueos, devaluaciones y escasez, sino que estaríamos entre todos metiendo el hombro para sacar este país adelante. Eso no es así porque parte del país opositor no supo leer ni apreciar el resultado del 7/O, actuó de manera irresponsable el 16/D y lo pagó carísimo el 14/A.
IV
El próximo domingo 8 de diciembre pueden pasar muchas cosas. Pero hay eventos más probables que otros. Es extremadamente probable, por ejemplo, que la Unidad Democrática derrote a los escombros del madurismo en el voto popular; Es muy probable también que las alcaldías que gane la oposición sean aquellas en las que vive una determinante mayoría del país; Incluso, se puede dar por descontado que alcaldías muy importantes que hoy están en manos del oficialismo, como Barquisimeto y Valencia, serán dirigidas dentro de apenas nueve días por Alfredo Ramos y Miguel Cocchiola, respectivamente. Ya ese panorama (que repetimos, no sólo es extremadamente probable, sino que incluso es conservador) es un escenario de victoria para la oposición. Y sería imperativo usar esa victoria como base para luchar durante todo el 2014 contra un gobierno que agoniza entre la crisis económica y el desastre de la inseguridad, para en el 2015 derrotarlo también en las elecciones parlamentarias y –con una nueva asamblea nacional, con mayoría tricolor- designar un nuevo CNE equilibrado, imparcial y decente, un CNE con el que si iríamos, “a paso de vencedores” (¿recuerdan?) a un referendo revocatorio para quitarle a este país de encima todo lo inmaduro y descabellado de esta sucesión fallida…
V
Algunos podrán decir, leyendo las líneas finales del párrafo anterior: “¿2014, 2015, 2016? ¿Qué es eso? ¡Aquí mucho antes pasa algo!”. A quienes piensan así les decimos: Estamos radicalmente en contra de cualquier “algo” que sea inconstitucional, ilegal y antidemocrático. No creemos en salidas de fuerza, porque la violencia solo trae violencia, y como prueba tenemos precisamente estos 14 años dolorosamente transcurridos. Pero si llegara a pasar “algo” que no sea inconstitucional y que acorte los lapsos para una salida pacífica, electoral y democrática a la crisis, entonces hacemos nuestra la expresión atribuida al genial Pablo Picasso, a quien alguna vez preguntaron si creía en “la inspiración” como motor del acto creativo, y respondió: “Creo en la transpiración. En el sudor, en el trabajo. Si la inspiración llega, magnífico. Pero que cuando llegue me encuentre trabajando”. Lo mismo decimos: Si ocurre algo que sea constitucionalmente válido y que eventualmente permita aligerar los tiempos para construir entre todos una salida a la crisis, estupendo. Pero que cuando ese “algo” llegue, nos encuentre haciendo lo que hay que hacer: trabajando, construyendo músculo y conciencia democrática en los mayoritarios sectores populares de nuestro país, ampliando la base política y social que haga posible, sostenible y exitoso el cambio de verdad en democracia y libertad.
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Jesús Chuo Torrealba | @chuotorrealba