Algunos saldrán a votar por la familia para que se mantenga unida y no tenga que emprender un éxodo doloroso, otros por los hijos y su derecho inalienable de vivir en un país con vestigios ciertos de que «moral y luces» siguen siendo nuestras primeras necesidades
Todos tenemos una razón para votar este 8 de diciembre.
Algunos saldrán a votar por la familia para que se mantenga unida y no tenga que emprender un éxodo doloroso, otros por los hijos y su derecho inalienable de vivir en un país con vestigios ciertos de que «moral y luces» siguen siendo nuestras primeras necesidades. Entre ellos muchos jóvenes que aún no han perdido la esperanza de concebir un futuro y arde en ellos el deseo de seguir estudiando y luchando por un lugar mejor.
Incluso los que desde ya hicieron caso omiso al llamado a votar, esos «otros» que tanto se quejan pero que postergan lo importante y lo trascendental de ser venezolanos, los que por circunstancias ajenas a su voluntad no podrán estar frente a la decisión que regirá no solo el bote de aguas negras al que nadie le presta atención frente a sus casas, o la falta de alumbrado público y de patrullas, las calles polvorientas o la falta de cloacas en los abandonados barrios; sino también el desabastecimiento de libertad y la escasez de democracia que ya se hacen evidentes en nuestras calles, sin más respuestas que una radicalización y manipulación que violenta nuestros derechos ciudadanos, por parte de aquellos que actúan exageradamente con saña, por el poder que les otorga la abstención de esas dormidas conciencias.
Sin embargo se siente un fuego interno de indescriptible emoción en la gran mayoría que decidió por encima de sus deseos personales, quedarse en el país y votar, levantarse temprano y hacer cola para expresarse, aguantarse el chaparrón y salir decididos a sumar, porque existe en ellos motivos de convicción que son como hilos que te unen al sueño de salvar los destinos de la patria, no por acatar fanáticamente una orden al culto de una ideología o de alguna secta o figura que ya no forman parte de la realidad venezolana, sino porque el voto es la comunión de lealtad más sincera que se pueda tener por el país que aún existe en el imaginario colectivo de quienes no necesitamos armas, sino un buen trabajo y un café en las mañanas para cambiarlo todo.
Hay quienes irán a votar para gritarle a la tendencia irreversible que las cosas no se están haciendo bien, que hay que bajar el tono agresivo que utiliza la autoridad contra el venezolano común, que no todos los que comulgan con un partido determinado son un país y para de alguna forma bajarle los humos de la cabeza a Maduro cada vez que encadena, arremete, ofende, amenaza, patalea, acusa sin pruebas, o se exime de responsabilidades en relación a la grave crisis económica que enfrentamos, como consecuencia de la corrupción, el despilfarro y la torpeza.
Los especuladores y acaparadores también deben llevar palo en los resultados electorales de este 8 de diciembre. El Gobierno es el principal proveedor de cementos y cabillas, dos productos desaparecidos que no se consiguen de manera decente en ninguna parte y por el que ningún Ministro hace nada para ponerle coto a las mafias que se han apoderado de la distribución de estos productos, cuyos precios se multiplican por 100 a la regulación inicial. La escasez de harina de maíz tiene su principal causa en que las fábricas estatales y dos marcas de tradición intervenidas y controladas por el Gobierno, han bajado severamente su producción.
El Gobierno aprovechó para utilizar una empresa socia como Daka, que ya había sacado con creces dólares de preferencia de las arcas del Estado con permiso del propio gobierno como para montar negocios en cualquier otra parte del mundo, para saquear y acabar con el comercio libre, utilizar al comerciante que nunca recibió dólares a 6:30 como chivos expiatorios de esta grave crisis, y controlar en adelante ese rubro con los negocios montados con China, que hará más rica a la boliburguesía capitalista que hoy nos gobierna.
Contra esos especuladores va mi voto.
#VOTAel8D
Dámaso Jiménez