Los niños y adolescentes pertenecientes a las 4 familias que desde hace 3 años permanecen en este refugio, está expuestos a un sin fin de enfermedades por las condiciones infrahumanas en que se encuentran las instalaciones
Con un alto nivel de preocupación viven las familias que hasta ahora permanecen en el refugio de la antigua torre Bancor de la ciudad de Guarenas, en el estado Miranda, a consecuencia de que a raíz de la actual temporada de lluvias la situación en el lugar ha empeorado por el incremento de fuertes filtraciones que están provocando que el techo de despedace día a día y amenace con caer en cualquier momento.
Instalaciones colapsadas
Los deseos de los miembros de 4 familias damnificadas que desde hace ya 3 años se encuentran en la mezzanina del reconocido edificio de la localidad, en el que residen en condiciones infrahumanas, se han ido esfumado con el paso de los meses.
Este caso ya es conocido, pues no es la primera vez que es publicado en presa, considerando que en un primer momento los damnificados pidieron que a través de este medio se le hiciera un llamado al presidente Nicolás Maduro, a los fines de obtener respuestas sobre la pronta ubicación de sus viviendas.
Sin embargo en esta ocasión, los padres y madres de familia no quieren más que hacer del conocimiento público el estado deplorable al que han llegado varias instalaciones de las habitaciones y cocinas que se han improvisado en las áreas de lo que era el antiguo cine y las oficinas de la luz eléctrica. Si antes la humedad y el sucio dominaban la escena, al día de hoy se adueñaron de cada rincón del refugio del que esperan salir antes de que culmine este año 2013.
A la «buena de Dios»
Contaban Atamaica Díaz, madre de 5 hijos todos menores de edad, y Yessica Munzón, con 3 niños también menores de edad, que hasta los actuales momentos ninguna autoridad ha ido a las instalaciones del refugio a constatar el estado en que se encuentran.
Manifiestan sentirse a la buena de Dios, por cuanto indican que cuando piden ayuda, supuestamente todos se lavan las manos y nadie asume responsabilidades.
«Estamos bajo el cuidado, si así se le puede decir, del general Francisco Vilela. Pese a ello cuando le preguntamos sobre el rumbo que tomaremos, cuándo saldremos de aquí y qué van a hacer con nosotros, al tiempo en que le planteamos toda la situación que vivimos, simplemente se limita a respondernos que no tiene la responsabilidad política para atender nuestro caso. Si esto es así imagínate con quién estamos contando. Y mientras seguimos esperando, no nos queda de otra que vivir a merced de las aguas servidas y las aguas de lluvia, en medio de cucarachas y roedores gigantes. En el caso de mi hija, está durmiendo ahora en un cuarto donde le cae la lluvia. Su cama permanece mojada», precisó Díaz.
Esperan llamada
de Elías Jaua
En este mismo orden de ideas, las afectadas señalaron que les preocupa muchísimo el estado de salud de todas las familias, pero más de los niños. La humedad y la contaminación de varias de las antiguas oficinas de la luz eléctrica, están llenas de escombros y de aparatos viejos en donde lo que se acumula es moho, sucio, oxido y un montón de microbios que ya parecen forma parte del sitio. Los hedores en ciertos momentos del día son insoportables.
Munzón hace poco dijo haber tratado de hacer contacto con el canciller y protector de Miranda, Elías Jaua, asistiendo incluso a un acto de campaña del «Potro» Álvarez en el municipio Sucre, en donde le entregó su número de teléfono y en medio del alboroto supuestamente le planteó su situación de damnificada.
«Él prometió comunicarse conmigo, pero hasta ahora no he recibido ni una llamada. No queremos equivocarnos, pero pareciera que a cada quien le importa su cargo político, su nivel de personalidad. Esto se acabó cuando se murió el Comandante Supremo Hugo Chávez Frías», expresaron.
Dejaron claro que lo que exigen es una respuesta definitiva con respecto a dónde serán ubicados, tomando en cuenta que como ya se dijo el año está cerrando y aún no saben cuál será su destino.
«Mientras tanto estamos sin agua, poniendo tobos por todos lados para que caigan las goteras y sin poder dormir cuando llueve, pues esto pasa a ser una piscina», agregaron Munzón y Díaz.
Yohadi Arteaga
yohaarteaga@gmail.com