Hacer una revolución es cosa seria. Eso parece verdad hasta para la revolución bolivariana, iniciada por el histriónico, desmesurado y carismático Hugo Chávez. Su sucesor al frente del gobierno de Venezuela, Nicolás Maduro, lo acaba de aprender con una dura lección, reseña un artículo de El País de España.
Para las recientes elecciones municipales, celebradas el domingo, Maduro le impuso a su Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) candidatos que, en determinadas circunscripciones, las bases militantes no querían. En algunos de esos municipios, en especial, aquellos donde el electorado de clase media pesaba, los patrocinados de Maduro eran figuras de la televisión y el deporte que quedaron postulados para alcaldes en zonas metropolitanas de ciudades importantes como Caracas o Maracaibo.
El guiño de farándula, en definitiva, no sedujo a los sectores medios. El domingo quedaron derrotados en las urnas el ancla de programas de opinión y exdirector de la principal televisora del Estado, Ernesto Villegas; el exjugador de béisbol profesional y cantante de reggaetón, Antonio El Potro Álvarez; el actor de telenovelas Winston Vallenilla; y el crítico de medios y editor, Miguel Pérez Pirela.
La debacle de esta estrategia, que no reparó en caer en la frivolidad con tal de cosechar adeptos en zonas hasta ahora vedadas para el chavismo, aceptó una excepción: Magglio Ordóñez, ex jugador de béisbol en las Ligas Mayores de Estados Unidos, se proclamó alcalde del distrito Sotillo del estado de Anzoátegui (nororiente de Venezuela) como candidato del PSUV.
“A mí muchos sectores de la oposición en esta localidad me señalaron como un novato de la política, y hoy soy el nuevo alcalde de esta ciudad”, se jactó Ordóñez este lunes, cuando la Junta Electoral local le entregó sus credenciales de alcalde electo.
El distrito Sotillo comprende una porción mayoritaria de la ciudad de Puerto La Cruz, un próspero enclave petrolero y turístico a orillas del mar Caribe. Ordóñez, de 39 años, nativo del estado Falcón, al oeste del país, clavó la pica de sus negocios hace varios años en esta población, donde hizo parte de su carrera como deportista profesional. Hoy es propietario de los Caribes de Anzoátegui, la franquicia local que participa en la Liga Venezolana de Béisbol Profesional (LVBP) –el béisbol es el deporte más popular en Venezuela-, y del equipo de fútbol profesional. No extraña, así, que la celebración de su triunfo se haya dado, espontáneamente, en el estadio de béisbol de la ciudad.
Pero Ordóñez obtuvo sus más importantes lauros deportivos en el béisbol de Estados Unidos, donde compitió durante 14 años con divisas como los Chicago White Sox y los Detroit Tigers, hasta su retiro en 2011. Su último contrato en Detroit fue por cinco temporada a cambio de 100 millones de dólares, honorarios típicos de los superastros de este deporte.
Ingresos a esa escala le dieron fueros de empresario. Hoy se sabe que tiene inversiones en el sector bancario. Sus pininos como hombre de negocios tuvieron lugar en 2006, cuando a la sombra de su compadre, el gobernador por ocho años de Anzoátegui, Tarek William Saab, ganó contratos para obras públicas en la región. Una empresa de Ordóñez construyó el estadio de fútbol de Puerto La Cruz, que sirvió de sede para la Copa América de 2007.
A través de Saab, entonces uno de los pupilos más cercanos del presidente Hugo Chávez, Ordóñez obtuvo acceso al líder revolucionario. Todavía como jugador activo, participó en al menos dos mitines de campaña electoral del comandante fallecido.
Pero todavía con esos antecedentes de simpatía revolucionaria, Ordóñez se mostró sorprendido cuando Nicolás Maduro le pidió ser el candidato del PSUV para la Alcaldía de Puerto La Cruz. Según versiones, ya iniciada la campaña, se mostró renuente a dejarse regir por las apretadas agendas de candidato. En alguna ocasión prefirió escabullirse a un torneo de golf entre expeloteros –como en Venezuela se llama a los beisbolistas- de Estados Unidos.
Nada de eso melló su candidatura, que al final recibió algo más de 51.000 votos de un cantón de 250.000 habitantes. Fue una de las victorias más resonantes del chavismo, en una jornada en la que vio que amenazados, y hasta perdidos, algunos de sus bastiones urbanos. Este martes en la noche, el propio presidente Maduro viajó a Puerto La Cruz a festejarla con Ordóñez y los demás representantes municipales de oficialismo que resultaron electos.
“No los defraudaré”, fue la promesa del exjugador en el evento. “Haremos de este municipio un equipo grandesligas”.
Ewald Scharfenberg /El País