La ejecución del tío del líder norcoreano Kim Jong Un fue un final rápido y violento de un hombre considerado por mucho tiempo el segundo más poderoso en el país. Aunque Jang Song Thaek está muerto, las secuelas de su purga no han concluido.
En un cambio sorprendente de la imagen difundida por los medios de Jang como mentor y figura paterna que guiaba al joven Kim Jong Un durante su consolidación en el poder, la prensa estatal norcoreana anunció el viernes que él había sido ejecutado y lo describió como un traidor y corrupto que vio en la muerte del padre de Kim, Kim Jong Il, en diciembre de 2011 una oportunidad para tratar de ganar poder.
Los expertos que estudian el país —que oculta herméticamente el funcionamiento interno de su gobierno, tanto a los extranjeros como a sus propios ciudadanos— estaban divididos sobre si la purga y ejecución de Jang reflejan una agitación en los más altos niveles del poder o simplemente indican que Kim Jong Un está consolidando su poder con una demostración de fuerza.
De cualquier forma, la purga añade incertidumbre a un mundo preocupado por la imprevisibilidad de Kim en medio de los intentos de Pyongyang de obtener armas nucleares.
«Si (Kim) tiene que tomar una medida tan drástica como la de purgar y ejecutar a Jang, eso indica que la situación no es del todo normal», dijo Victor Cha, ex asesor de la Casa Blanca para Asia.
La nueva versión sobre Jang surgió apenas hace unos pocos días, cuando Corea del Norte acusó al hombre de 67 años de corrupción, apostar a juegos de azar, ser mujeriego y consumir drogas. Dijo que había sido destituido de todos sus cargos. Las acusaciones del viernes incluyeron afirmaciones de que Jang había tratado «de derrocar el estado con toda suerte de intrigas y métodos despreciables con la loca ambición de tomar el poder supremo de nuestro partido y nuestro estado».
«Él no se atrevió a alzar la cabeza cuando Kim Il Sung y Kim Jong Il estaban vivos», dijo la prensa estatal, pero poco después de la muerte de Kim Jong Il, Jang vio una oportunidad para desafiar a Kim Jong Un y lograr su «deseado objetivo, su codicia de poder».