Respecto de si los narcos podrían infiltrarse en el mercado legal, el parlamentario afirmó que la regulación que prepara el Estado obligará a todos los que planten y vendan «cannabis sativa» a registrarse y someterse a controles oficiales
MONTEVIDEO. La embajadora de Estados Unidos en Uruguay, Julissa Reynoso, manifestó las preocupaciones de su gobierno respecto de la ley que legalizó el mercado de la marihuana.
En una reunión celebrada el martes en el Parlamento, Reynoso le dijo al senador oficialista Luis Gallo, uno de los principales impulsores de la ley, que a su gobierno le preocupa que los narcos puedan infiltrar el nuevo mercado legal y que aumente el consumo de cannabis y con ello los accidentes de tránsito.
Reynoso dijo a Gallo que en el estado de Colorado, en su país, la legalización de la marihuana con fines recreativos provocó más siniestros viales. El tenor de la conversación fue revelado por el diario El País.
Gallo confirmó que la reunión se realizó y señaló que fue «un intercambio de opiniones» durante el cual la embajadora «fue muy respetuosa de la soberanía uruguaya».
«Las preocupaciones que la embajadora pueda tener también las tiene para su país, porque varios estados están transitando un camino similar al uruguayo», dijo Gallo.
«En cuanto a los accidentes de tránsito en Colorado, nuestros datos indican que aumentaron hasta 2010, pero luego comenzaron a descender. En Uruguay hasta ahora no se controla que los conductores no manejen bajo efecto de la marihuana, pero la nueva ley lo prohíbe e impulsa mecanismos de control», agregó el legislador.
El consumo de marihuana con fines recreativos fue legalizado en Colorado en diciembre de 2012. Aunque el tema de un posible aumento de accidentes ha estado en la agenda informativa, no hay hasta el momento ningún dato oficial que permita establecer una influencia de la legalización en el número de accidentes.
Por su parte, el ministro de Defensa Nacional, Eleuterio Fernández Huidobro, dijo a la AP que el nuevo marco legal sobre la marihuana era necesario para terminar con la política de «guerra a las drogas» liderada por Estados Unidos.
«Nosotros hicimos unas reuniones del gabinete de seguridad hace unos cuantos meses y vimos que la guerra a las drogas proclamada por (el entonces presidente Richard) Nixon en el 71 era una estupidez», afirmó el ministro, un importante ex líder de la guerrilla tupamara como el presidente José Mujica y su amigo personal.
«Nixon dijo que el enemigo número uno de Estados Unidos era la droga, una imbecilidad monstruosa, y le declaró la guerra. Y embarcó a todo el planeta en esa aventura. Fue un gigantesco fracaso, monstruoso, una guerra totalmente perdida, lo que era y es evidente, que ha producido mucho más daño que beneficios. En los mismos Estados Unidos cada vez hay más estados que se han dado cuenta que es una barbaridad», agregó.
Según el ministro, «Estados Unidos no vaciló en usar las drogas para sus campañas militares, como demostró el escándalo Irán-contras. Esto es poner las cosas en orden. Antes en Uruguay nunca había existido guerra a las drogas. Era una cosa que se combatía, que tenía una gran crítica social, pero no daba lugar a lo que ocurre hoy: hecatombes, países que están perdiendo sus estados, sus democracias y su tranquilidad ante bandas que tienen una acumulación de capital fabulosa. Y todo eso va a parar a los bancos, hasta el banco del Vaticano».
También el vicepresidente Danilo Astori manifestó que la ley es necesario un nuevo enfoque en el combate a las drogas.
«El enfoque prohibicionista, sancionatorio, no tuvo buenos resultados. En el Senado fue motivo de acalorado debate el hecho de que el presidente Mujica dijera que esto es un experimento. No entiendo por qué. El concepto de experimento no es intrínsecamente malo».
Acción «propia de piratas»
Días atrás el belga Raymond Yans, presidente de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes dependiente de las Naciones Unidas, declaró que Uruguay al sancionar la ley había incurrido en una acción «propia de piratas».
«Creo que el juicio fue extraordinariamente injusto y duro», afirmó Astori. «Toda esta experiencia está pensada como un proyecto a favor del ser humano y a favor del combate al consumo de drogas, que es considerado sí intrínsecamente malo. Es un proyecto de combate, no de promoción de las drogas. Es un proyecto de combate al narcotráfico, no de promoción».
Leonardo Haberkorn / AP