Gilberto Vega perdió la ganancia de un año en su heladería. Rubén Pérez tiene que subir y bajar escaleras con baldes de agua para hidratar a su suegro, ciego y enfermo. Orlando Vázquez hace lo mismo en el edificio de ocho pisos del cual es encargado de ayudar a los vecinos mayores, que no pueden movilizarse.
Estos son apenas tres casos de los por lo menos decenas de miles de ciudadanos de Buenos Aires afectados desde hace varios días por los cortes de energía y que se lanzaron a las calles para protestar por la falta de respuestas de las empresas distribuidoras y del gobierno que debe controlarlas.
«No trabajar en diciembre es tener perdida la temporada», lamentó Vega, de 64 años, dueño de la heladería Venezia, en el barrio de Caballito. Desde hace casi 10 días sufre prolongados cortes de luz, lo cual lo ha obligado a tirar toda la mercadería justo en el verano austral, una época de gran demanda de helado en coincidencia con las fiestas navideñas y de Año Nuevo.
Vega y otros vecinos de la zona bloquearon el tránsito el lunes en dos avenidas con bolsas de basura, ramas de árboles y depósitos de residuos y les prendieron fuego para evitar que los automovilistas circulen por la zona. La misma escena se repite en distintos rincones de la ciudad en los últimos días.
«Uno siente mucha impotencia», aseguró Vega con la voz quebrada, con el martillo en la mano que usa para golpear una cacerola. En la víspera del Año Nuevo y justo en coincidencia con su cumpleaños tiene la heladería cerrada y no sabe cómo les pagará el sueldo a sus dos empleados a fin de mes.
Los analistas atribuyen los cortes a una mezcla de falta de inversión de las empresas y falta de planificación estatal en el sector energético, fuertemente subsidiado y en el que las tarifas están congeladas desde hace años.
En el medio, los usuarios quieren respuestas y no excusas.
«Yo vivo con mi suegro de 96 años, que es ciego y no camina… Nadie se hace cargo», apuntó Rubén Pérez, jubilado de 68 años. El hombre cuestionó la falta de previsión de las autoridades, ya que el año pasado se registraron cortes de luz, pero de menor duración.
Las altas temperaturas, que han marcado un récord para el mes de diciembre, contribuyen a aumentar el malhumor de los usuarios de la capital. Las patrullas de las empresas distribuidoras de electricidad Edenor y Edesur deben salir custodiadas por la policía porque sus empleados temen agresiones.
«En mi edificio hay gente muy mayor, que no puede caminar y que sufre este calor. Encima nos quedamos sin agua. No sé lo que puede pasar si esto no se soluciona», advirtió Vázquez, con sus prensas sucias de hollín por el humo de las bolsas quemadas.
El jefe de gabinete, Jorge Capitanich, afirmó a periodistas que de los «5,6 millones de usuarios» del área metropolitana «del 1 al 3% está siendo afectado» por los cortes. Ello implica que entre 56.000 y 168.000 usuarios sufren estos inconvenientes. Sin embargo, los afectados son muchos más, ya que un usuario o cliente representa a por lo menos una persona.
Capitanich insistió en que se trata de «problemas de distribución» que deberían resolver las empresas.
La presidenta Cristina Fernández se encuentra descansando en la sureña provincia de Santa Cruz, donde las temperaturas son sensiblemente más bajas que los 36 grados que se registraban en Buenos Aires, y no ha hecho declaraciones públicas sobre la falta de suministro eléctrico.
Mauricio Macri, el conservador alcalde de la capital argentina y uno de los principales líderes de la oposición, dijo en una rueda de prensa que las distribuidoras de electricidad son responsables de la situación, pero que «la responsabilidad primaria es del gobierno nacional», que debe «controlar y fiscalizar los programas de inversiones».
También propuso un desdoblamiento del huso horario en el verano austral para aprovechar la luz del día, ahorrar energía eléctrica y morigerar los inconvenientes causados por los cortes de luz que este año llevan ya 15 días en momentos en que tiene lugar una fuerte ola de calor.
El ministro de Planificación, Julio de Vido, rechazó en un comunicado el pedido del dirigente opositor. Agregó que tener dos husos horarios «generaría trastornos y costos mayores a los beneficios».
En tanto, el presidente de Uruguay, José Mujica, afirmó que cuando Uruguay tuvo sequías y precisó energía «nos vendieron de la Argentina lo que pudieron» y que ahora es la nación vecina la que necesita el insumo y su país «sin condiciones».
El portavoz de Edenor, Alberto Lippi, dijo que la distribuidora del norte del área metropolitana tenía el lunes «una masa muy pequeña» de clientes sin luz y que los problemas se deben a la sobre exigencia de la red y no a falta de inversiones.
AP