«Llegó la hora de parar el camino de la violencia. ¿Qué está pasando en los corazones de la gente? ¿A la humanidad? Es hora de parar», dijo desde la ventana de su estudio en el palacio apostólico.
El primer papa latinoamericano instó a «no quedar indiferente e inmóvil ante la violencia y las injusticias que reinan en tantas partes del mundo», dijo.
«Se necesita el compromiso de todos para construir una sociedad verdaderamente justa y solidaria», clamó.
«Tenemos todos la responsabilidad de obrar para que el mundo se convierta en una comunidad de hermanos que se respeten, se acepten en su diversidad y se cuiden unos a otros», agregó.
El papa Francisco inició la jornada en la basílica de San Pedro en el Vaticano con una misa en ocasión de la jornada mundial de la paz ante cientos de personas, entre ellos los embajadores y representantes del cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede.
El pontífice argentino envió a las iglesias de todo el mundo un mensaje para ser leído durante la jornada de la paz, el cual se centra en «la fraternidad» como arma para combatir la crisis económica y las guerras.
Durante la homilía, pronunciada ante miles de creyentes que atiborraban la basílica, el papa confió a la Virgen María «la sed de justicia y paz» del mundo entero.
Fiel a su estilo sencillo y familiar, el papa concluyó el ángelus saludando a la muchedumbre congregada en la plaza de San Pedro bajo un sol primaveral con un «¡Buen Año y buen almuerzo!».
Elegido en marzo del 2013 tras la histórica renuncia de Benedicto XVI, Francisco genera expectativas de cambio dentro de la Iglesia católica tras una serie de escándalos, entre ellos por la pedofilia de curas, que han desacreditado a la milenaria institución.
AFP