Lo que anteriormente fue considerado como un medio de transporte subterráneo rápido, seguro y confiable, hoy en día sus usuarios no se muestran muy satisfechos por la utilidad que ha prestado, ni siquiera por ser su cumpleaños manifestaron estar conformes con el servicio
¡En breves minutos continuaremos con el recorrido!, es una frase que escuchan a diario quienes abordan en el sistema Metro de Caracas, cuyo medio de transporte dejó de ser un servicio rápido seguro y confiable, para convertirse en una odisea para todos los caraqueños quienes ni siquiera por ser su cumpleaños manifestaron estar conformes con este subterráneo.
Empujones, angustias, golpizas, e incluso tiroteos, son las acostumbradas escenas que se perciben dentro de las estaciones. Y es que, una de las frecuentes irregularidades se basan en las demoras que realiza durante su recorrido, reflejando por lo menos una hora de camino en menos de cuatro estaciones.
Viaje eterno
“Como es posible que está mañana tipo 9:00 de la mañana, en el camino entre las estaciones Capitolio y Bellas Artes duré casi 20 minutos; el tren iba tan pausado, que en todo el trayecto me dio tiempo de leer todo el periódico, lo que normalmente es imposible por la velocidad. Además las instalaciones están en pésima condiciones, ni siquiera por ser su cumpleaños le dieron un cariñito”.
Así lo relató Nerio Méndez, usuario quien se mostró inconforme con el progresivo deterioro que ha tenido el Metro. “Ni siquiera con la integración de los nuevas unidades que son provenientes del país de España el servicio mejoró, además que son incómodos para viajar, pues todo el mundo quiere ir en el medio, sus frenos son bruscos y cuando se detiene los usuarios se atropellan uno con los otro y por último los pasamanos del tren no te permiten tener estabilidad, comentó.
Aunque las autoridades, informa la pasajera, se justifican diciendo que la ciudad creció más rápido que el Metro, debe existir una planificación, al igual un mantenimiento continúo, pues casi siempre las escaleras mecánicas se encuentran dañadas, al igual que los ascensores para las personas con discapacidad.
“Como sardina en lata”
Testimonio que ratifica Edelmira Antillas, otra usuaria, quien manifestó que prefiere levantarse más temprano de lo habitual y utilizar su autobús para dirigirse a su lugar de trabajo. “Lo que inicialmente era una viaje placentero, ahora es una tortura, pues tengo que batallar con la gente para abordar este transporte e irme como sardina en lata soportando calor, malos olores e incomodidad , en la que finalmente llegaré al trabajo agotada, sudada y de igual forma demorada”.
Esto sin mencionar, agrega la mujer, que las medidas de seguridad que supuestamente brinda este servicio no han sido efectivas en estos últimos meses. Aseguró que este subterráneo debería garantizar el resguardo de los pasajeros, por ejemplo, el permitir un límite de personas que van abordar con la finalidad de evitar contratiempos en el sistema.
Inseguridad
Precisó que anteriormente los hechos de hurto ocurrían en hora pico de la mañana, precisamente en la Línea 1, donde están las estaciones más concurridas, pero actualmente ninguna se escapa de estos acontecimientos, trayendo como consecuencias que los usuarios viajen aterrorizados.
“Mientras consientan el hacinamiento en los vagones, aumenta el índice de robos, que comenzó a incrementarse masivamente desde unos meses atrás, permitiendo así que los usuarios hayan sido despojados de sus pertenencias sin darse cuenta”, narró Antillas.
La entrevistada resaltó que este tipo de fechoría es realizada por delincuentes que ingresan a empujones al vagón y cuando está totalmente cargado aprovechan de romper carteras con una navaja y sustraer los objetos de manera muy discreta, luego se desembarcan ágilmente para evitar sospechas.
Virtudes
Una serie de cambios beneficiosos para el sistema, como la incorporación de los nuevos trenes, el acondicionamiento de algunas estaciones, los asientos preferenciales, entre otras virtudes. Sin embargo, los usuarios sugieren que aún falta mucho por mejorar.
Historia
Como la obra más completa y compleja que conoce la historia del país fue calificado el Metro de Caracas por el aquel entonces presidente de la República, Luis Herrera Campíns. El domingo 2 de enero de 1983, desde las dos de la tarde, los caraqueños se agolparon en la plaza Pérez Bonalde, ubicada en el bulevar de Catia, para asistir a la inauguración de lo que sería la primera etapa del novedoso sistema de transporte subterráneo.
Tal evento significó un cambio fundamental para la ciudad y transformaría la manera de vivir de los caraqueños. El día lunes a las 10:00 de la mañana los vagones del metro abrieron sus puertas al público desde la estación Propatria hasta La Hoyada, por lo que muchos caraqueños, entre la sorpresa y la curiosidad, desistieron de asistir a sus trabajos para disfrutar de los beneficios del nuevo servicio, que unió la ciudad de Este a Oeste.
Mairy Chourio / Mchourio@diariolavoz.net / @mairychourio