Podría afirmarse que el amor por su patria y por su propia gente fueron determinantes en estas disyuntivas que suponemos se le presentaron a Nelson Mandela durante su largo periodo de cautiverio y su época de líder triunfador y poderoso
Guillermo A. Zurga
Una persona que ha sido declarada la más importante e influyente del mundo durante el siglo XX, entre a población mundial cercana a los 10 mil millones de habitantes, y por encima de científicos, artistas, deportistas, religiosos, presidentes de republicas, políticos, y otras personas brillantes que lograron y aportaron para la humanidad incuestionables, irrefutables y valiosísimos éxitos en sus respectivas vidas; merece que se le quiera, que se le elogie, que se le admire e idolatre y por sobre todas las cosas, se tome como referencia y ejemplo para las juventudes actuales del mundo, de lo que una simple persona nacida en una tierra donde millones de seres humanos eran brutalmente discriminas y maltratadas por el solo hecho del color oscuro de su piel.
La persona que ha recibido semejante distinción pudo haber elegido ser todo un exitoso profesional del derecho ejerciendo su profesión entre sus sufridos conciudadanos, y enriquecerse enormemente prestando sus servicios a millones de quejas y reclamos que provenían de esos seres humanos quienes eran prácticamente tratados como animales.
Por el contrario, Nelson Mandela, escogió el camino más duro, abnegado y difícil, como fue su lucha contra el denominado y odioso “apartheid” ejercido por siglos en esa bendita tierra, por los Africans, tal como eran conocidos los ciudadanos de África del Sur de piel blanca, descendientes de los colonos que habían permanecido por siglos durante la épocas de la colonización del continente africano ejercido por países europeos, en búsqueda de nuevas tierras que dominar y explotar, de esclavos, de riquezas, de minerales y poder.
De Nelson Mandela se ha dicho que fue valiente, persistente, abnegado, honrado, luchador, visionario, atrevido, audaz, humilde y sencillo. Sin duda alguna, fue el líder mundial más destacado del siglo XX.
La historia de África del Sur ha podido cambiar quizás para peor si no hubiese sido por Nelson Mandela. El ha podido gobernar con solo gente de color y no lo hizo, pudiendo hacerlo. El ha podido juzgar a los Africans por todo el daño que causaron a millones de africanos de piel oscura y encerrarlos en cárceles como se lo merecían, y no lo hizo. El ha podido perpetuarse en el poder hasta su muerte, pudiendo hacerlo, y no lo hizo. Mandela tuvo tanto poder en África del Sur, que ha podido hacer las más desvariadas acciones y nadie lo hubiese detenido, sin embargo no lo hizo.
Solo su sabiduría, su nobleza, su honradez, su visión, su integridad, su sentido de la realidad, su imposibilidad de odiar, su capacidad de perdonar y muchas otras virtudes pudieron hacerle un llamado a su conciencia racional para que actuara bien y le indicara el comino correcto.
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