No entraremos a conceptuar el propósito real del régimen, más bien cedámosle la palabra al camarada Mao Tse Tung, en su ponencia Camino a Yenan, en Moscú, en 1956, ante delegaciones comunistas de América Latina y Asia
Ramón Peña
Un análisis reciente del sociólogo Eduardo Guzmán Pérez revela que más de 1.600 militares han ocupado altos cargos de gobierno durante la era chavista. El actual presidente en solo ocho meses ha incorporado 368 oficiales a la administración pública. Ni siquiera en nuestras dictaduras militares del SXX se dio tal militarización de la burocracia. Una distorsión del papel de las fuerzas armadas en la sociedad, que no las enaltece en absoluto, por el contrario, las asocia estrechamente a los dos extravíos más resaltantes de la administración durante estos últimos quince años, a saber: incompetencia y corrupción.
No entraremos a conceptuar el propósito real del régimen, más bien cedámosle la palabra al camarada Mao Tse Tung, en su ponencia Camino a Yenan, en Moscú, en 1956, ante delegaciones comunistas de América Latina y Asia:
“Nosotros hemos conquistado a centenares de oficiales del Ejército de Chiang Kai Shek. El militar chino es ambicioso; tiene hambre de poder –que no tiene el militar europeo- y sed de riquezas, de comodidad, de lujo…Me dicen que ocurre lo mismo con los militares de América Latina. No sé si es verdad. Ustedes dirán. Hay generales de Chiang que son provincianos pobres y oscuros…por la vía militar llegaron a generales, y en tal categoría lo único que anhelan ya, es salir de su condición económica mediocre, de su ubicación social inferior, a la de hombres ricos, a la de personajes poderosos y afortunados. Sirviendo las ambiciones de estos generales, muchas veces poniéndonos al servicio de estos Señores de la Guerra, hemos obtenido ventajas y posiciones que no habríamos ganado mediante la lucha. No siempre la lucha de masas conduce a la victoria política; a menudo estos procedimientos que, a veces, parecen de serpiente, otorgan mejores y más duraderos triunfos. El talento está en saber aprovecharlos…”