El ministro de Exteriores iraní escogió Twitter y escribió su mensaje en inglés. Consiguió así que su réplica a las palabras de John Kerry fuera inmediata
Mario Saavedra
La tuiplomacia es la nueva forma de hacer diplomacia, ahora más directa, transparente y participativa. Ya no basta con que los políticos den lecciones, sino que tienen que responder a los usuarios y seguidores.
En noviembre de 2013, los cinco países del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania (el grupo P5+1) e Irán estuvieron a punto de llegar a un acuerdo sobre el programa nuclear iraní. Algo falló en el último minuto en la reunión de Ginebra y el trato descarriló. Todo el mundo echó la culpa a una petición pejiguera de los franceses. Pero John Kerry salió en defensa de sus aliados: “Los franceses han firmado, nosotros hemos firmado. Había unidad e Irán no podía soportarlo”, dijo el secretario de Estado estadounidense.
Inmediatamente, el ministro de Exteriores iraní y encargado de las negociaciones en Ginebra, Javad Zarif respondió: “Sr. Kerry: ¿Fue Irán el que destrozó más de la mitad del borrador estadounidense el jueves por la noche y después habló públicamente contra él el viernes?”, en clara referencia a Francia, que había calificado la propuesta como de “locos”, y añadió: “Por mucho que se retuerzan los hechos, eso no cambiará lo que ha pasado en el 5+1 de Ginebra desde las 6 de la tarde del jueves a las 5:45 del sábado. Pero puede erosionar aún más la confianza”.
Zarif no hizo estas declaraciones en una rueda de prensa, ni en una entrevista con la agencia iraní de noticias. Escogió Twitter y escribió su mensaje en inglés. Consiguió así que su réplica a las palabras de John Kerry fuera inmediata. Aquel tuit lo leyeron gran parte de sus 100.000 seguidores en la red social. 581 personas lo retuitearon. Horas más tarde, el cómico estadounidense Jon Stuart se mofaba del rifirrafe digital y de la réplica del iraní en el programa de sátira política, The Daily Show, visto por un millón y medio de americanos, aproximadamente.
No hubo respuesta ni de John Kerry ni del Departamento de Estado americano.