Los vecinos de esta comunidad de la ciudad de Guarenas, indicaron que ni los niños pueden jugar en paz, pues los alrededores del lugar están llenos de peligrosas cabillas. En una oportunidad una jovencita aparentemente casi pierde un ojo
Aunque las plazas públicas han sido construidas para ser centros para la recreación y desarrollo de la vida urbana, el estado físico que presentan algunos de estos espacios dista mucho del anterior concepto. En la mayoría de ellas se concentra el abandono, el descuido y hasta la delincuencia se abre paso a cualquier hora del día.
Los bancos de las plazas públicas son esos testigos silentes que guardan el malestar ciudadano, ese que nace al observar que los lugares que forman parte del gentilicio y del patrimonio histórico y cultural de una sociedad se pierden entre el olvido y la falta de una buena administración.
La plaza Andrés Bello es una muestra de esta realidad. Más de 10 años han pasado desde que las autoridades que para ese entonces tenían las riendas del municipio Plaza prometieron restaurarla. Todavía quedan las huellas de lo que fue derrumbado, con miras a que a escasos meses todo luciera como nuevo. Las pruebas hablan por sí solas: hoy la Andrés Bello se hunde y sólo cabillas que ponen en peligro a los que allí residen la bordean.
Deterioro por doquier
El equipo de La Voz acudió hasta la Plaza Andrés Bello que se ubica en la urbanización Ruiz Pineda de la ciudad de Guarenas, estado Miranda; esto con la idea de conocer de parte de los vecinos los efectos que ocasionan el deterioro actual del lugar.
Al ser consultados nada más sus rostros daban muestra de una evidente decepción. Contaba Jhonny Añanguren que cuando William Páez era alcalde, fue el momento en el que se planificó la remodelación total de la plaza, de la que sólo queda el busto del prócer al que debe su nombre.
Precisó que para ese entonces con maquinaria especial tumbaron el concreto de los alrededores. Pero eso según indicaron quedó hasta allí. Salió Páez y hasta concluyó el periodo gubernamental de Freddy Rodríguez y las cosas están iguales.
«Es poco lo que podemos hacer como comunidad. Sí la mantenemos, más no contamos con los recursos suficientes para hacer arreglos que están más allá de nuestras responsabilidad y posibilidad. Y fue el propio municipio el que se comprometió a arreglar esto, entonces esperamos que honren eso que asumieron», aseveró el entrevistado, quien tiene un familiar que estuvo a punto de perder un ojo con una de las cabillas de las muchas que se encuentran a la intemperie y sin protección alguna.
«Se trata de una sobrina que jugaba en la plaza y que como infante al fin estaba corriendo, y tuvo que hacer de todo para no descender hasta el suelo. En ese intento rozo con una de las cabillas uno de sus ojos. Ese fue el detonante para que amarraramos los hierros que quedaban sueltos y hasta están oxidados. Sin embargo allí siguen expuestos y el riesgo para los niños es igual», comentó.
Proyecto inconcluso
Otro de los testimonios obtenidos en Ruiz Pineda es el de Janitza Romero, quien hizo referencia al proyecto nacido en el gobierno de Páez, el cual en el primer momento contemplaba la remodelación total de la plaza, antecedida por su derrumbe. Luego aparentemente nació la idea de que se dividiera el proyecto, es decir que una parte del lugar sirviera para la recreación y otra para los deportes.
«Todo eso provocó que no se llegará a nada y que el arreglo de la plaza quedara en stand by. Nosotros sinceramente pensamos que esta plaza es una vergüenza para Andrés Bello. No se justifica que un espacio que está en una avenida principal y que se ubica en una zona residencial se encuentre en ese estado. Pedimos que el nuevo alcalde de Plaza, Rodolfo Sanz. le ponga cara seria a muchas cosas que sus antecesores dejaron a la deriva», expresó.
Yohadi Arteaga
yohaarteaga@gmail.com