Estados Unidos y Cuba cerraron un ciclo de diálogo migratorio con el compromiso de seguir trabajando en varios asuntos de interés común, pero dejaron claro este viernes que están lejos de superar sus viejas disputas de la Guerra Fría.
«El presidente (Barack) Obama y el secretario de Estado (John) Kerry han sido muy insistentes en expresar que Estados Unidos quiere una nueva relación con Cuba», pero primero La Habana debe respetar las libertades civiles, dijo el jefe de la delegación estadounidense en el diálogo, Edward Alex Lee.
«En el ínterin nosotros estamos dispuestos (…) a trabajar en esas áreas donde esta el interés nacional de ambos países», como migración, lucha contra el tráfico de drogas y de personas y protección del medio ambiente marino, agregó Lee, subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental en funciones.
En una rueda de prensa antes de regresar a Washington, Lee admitió que «hay algunos intercambios con el gobierno (cubano) en estas áreas que han sido muy fructíferos», pero también discrepancias «en temas muy importantes».
Recordó que ambas partes han «tenido conversaciones bastante maduras (…) sobre el establecimiento de un servicio directo de correos», eliminado en 1962 por el embargo estadounidense sobre la isla comunista.
Lee calificó además como «un paso sumamente importante» la reforma migratoria en vigor desde hace un año en Cuba, y dijo que con ella se elevaron a más de 32.000 las visas de turismo y trabajo otorgadas por el consulado estadounidense en La Habana en 2013, el doble que el año anterior.
Lee advirtió, sin embargo, que «tenemos discrepancias de puntos de vista en algunas áreas muy importantes», como el caso del subcontratista estadounidense preso en Cuba, Alan Gross –a quien visitó durante esta estadía de tres días en La Habana–, y la falta de libertades civiles en la isla.
«Nosotros hemos expresado (a Cuba) esta vez y en el pasado muchas veces, y en el futuro (que) va a ser éste (el caso de Gross) un punto clave en todas nuestras interacciones con el gobierno cubano», dijo Lee.
Gross, de 64 años, fue detenido en Cuba en diciembre de 2009 y condenado a 15 años de cárcel en marzo de 2011 por distribuir equipos de comunicación satelital a grupos religiosos cubanos por encargo de una empresa estadounidense contratada por el Departamento de Estado.
Lee no reveló detalles de su visita a Gross, quien está recluido en un hospital militar de La Habana.
«Es fundamental un cambio de actitud en Cuba»
Lee expresó asimismo que «para nosotros lo fundamental es que haya un cambio de la actitud del gobierno cubano hacia su propia gente, que dé la oportunidad a (las) personas de expresarse libremente, aun cuando tienen un punto de vista diferente del gobierno».
Francisco Jara / AFP