Henrique Capriles acudió al Palacio de Miraflores, tras las vacaciones de Navidad, con una nueva imagen. El líder de la oposición de Venezuela apareció con barba de unas dos semanas,después de recibir el nuevo año supuestamente en Aruba, según la cuestionada lista de la ministra de Comunicación chavista, Delcy Rodríguez. El presidente, Nicolás Maduro, convocó el miércoles por la tarde a gobernadores y alcaldes para coordinar planes de seguridad tras el asesinato de la exmiss Mónica Spear y su marido.
Capriles se presentó en la sede del Ejecutivo con aspecto relajado y ropa informal: con el pelo más largo, la barba poblada, chaqueta azul oscura, camisa algo más clara, sin corbata y una carpeta llena de documentos bajo el brazo, como si estuviera preparado para dar una conferencia sobre la violencia del país y sus soluciones.
El apretón de manos
El asesinato de Mónica Spear y Thomas Berry logró unir por unos minutos a Maduro y Capriles, quien todavía no lo ha reconocido como presidente desde que impugnó su triunfo por una escasa diferencia de 1,49 puntos en las elecciones presidenciales del 14 de abril. El apretón de manos apenas duró un segundo y se produjo a dos metros de distancia, lo suficiente para evidenciar que las diferencias entre los dos políticos se mantienen.
Maduro se alargó con un discurso sobre las bondades de su Plan de la Patria en materia de seguridad. Ya van veintidós planes de seguridad en quince años de régimen chavista, con un balance de más de 170.000 asesinatos, lo que ha colocado al país entre los cinco más violentos del planeta. El año pasado se produjeron casi 25.000 asesinatos.
La reunión en Miraflores de los alcaldes y gobernadores fue retransmitida obligatoriamente en cadena por radio y televisión. Pero fue solo un monólogo, el de Maduro. Nadie más tuvo derecho a exponer sus planes e ideas. Capriles se quedó con las ganas de sacar sus papeles de la carpeta. No tuvo oportunidad de denunciar las cifras sobre la violencia y la inseguridad que angustia a los venezolanos y mucho menos de proponer soluciones.
Los alcaldes y gobernadores se convirtieron en convidados de piedra, no tuvieron la oportunidad de exponer sus propuestas por televisión. Poco antes, Capriles declaró en su cuenta de Twitter: «Estoy en Miraflores,por la seguridad de los venezolanos iré a donde sea, es un clamor nacional parar la violencia que está acabando con nuestra Venezuela».
El gobernador del estado Miranda, dos veces candidato a la presidencia, es un codiciado soltero de 41 años que ha negado en reiteradas ocasiones que sea homosexual. Ha repetido que no tiene tiempo para buscar novia y que vive entregado a la política venezolana.
Con información del diario ABC