Ariel Sharon, el decidido general y primer ministro israelí que fue admirado y odiado por sus proezas militares y sus ambiciones de reconfigurar el Oriente Medio, falleció el sábado luego de ocho años en coma por una apoplejía. Tenía 85 años.
Como uno de los soldados más famosos de Israel, Sharon era conocido por sus tácticas arrojadas y una tendencia ocasional a desobedecer órdenes. Como político se le conocía como «la aplanadora», un hombre desdeñoso de sus críticos que solía conseguir resultados.
Condujo al país a una divisiva guerra en Líbano en 1982 y fue considerado indirectamente responsable de la masacre de centenares de palestinos en los campamentos de refugiados de Sabra y Chatila en las afueras de Beirut, cuando sus soldados permitieron que milicias libanesas aliadas ingresasen a los campamentos. Pero a la larga se transformó en primer ministro y estadista.
El hijo de Sharon, Guilad, anunció el fallecimiento el sábado por la tarde. La salud del ex premier había empeorado en la última semana y la mitad de sus órganos, incluyendo sus riñones, habían dejado de funcionar.
«Se ha ido. Se fue cuando decidió irse», afirmó Guilad Sharon afuera del hospital donde su padre había sido tratado en los últimos años.
La vida y carrera del hombre conocido por su sobrenombre de Arik serán recordadas por tres etapas distintas: su memorable y controversial tiempo en uniforme militar, sus años como operador político activo que ayudó a crear el movimiento de asentamientos judíos y organizó la invasión a Líbano, y su exitoso término como primer ministro pragmático, coronado por una dramática retirada de la Franja de Gaza e interrumpido por su repentino derrame cerebral cuando estaba en la cima de la popularidad.
La salida de Gaza culminó un gradual abandono de las políticas intransigentes por las que fue conocido. En el agitado verano del 2005, Sharon retiró a todos los soldados y colonos judíos de la franja costera tras haber desempeñado un papel fundamental en tenerles allí.
«La suerte de Netzarim es la suerte de Tel Aviv», había dicho Sharon, refiriéndose a un asentamiento en Gaza, apenas tres años antes.
Como era característico en él, el paso fue unilateral. Sharon dudaba que se pudiese lograr algo en conversaciones con los palestinos.
Describió su plan como un paso para reducir fricciones con ellos, el cual estuvo acompañado por la construcción de una enorme barrera de separación en Cisjordania. Aunque fueron presentados como medidas de seguridad, representaron además una suerte de admisión de que el continuo control de la creciente población palestina podía amenazar el carácter judío y democrático de Israel.
Unos meses más tarde dejó el conservador Partido Likud, que ayudó a crear, para fundar el centrista Kadima, con el que planeaba conseguir una tercera victoria electoral. Pero unos meses más tarde —a los 77 años de edad y considerablemente obeso— sufrió dos derrames cerebrales. El segundo, en el 2006, le dejó en estado de coma en un hospital en Jerusalén. Su segundo, Ehud Olmert, se convirtió en primer ministro y condujo al Kadima a un triunfo electoral.
Olmert le elogió en una declaración
«Durante toda su vida, Arik estuvo en la línea de fuego en el lugar donde se determinó el destino del estado de Israel», afirmó. Dijo que la vida de Sharon estuvo «empapada en valor, calor humano, visión y liderazgo en los momentos cruciales en los que el estado de Israel necesitaba todo eso».
El presidente Shimon Peres, viejo amigo y rival, dijo que Sharon «fue un soldado valiente y un líder atrevido que amó a su nación y su nación lo amó a él».
«Fue uno de los grandes protectores de Israel y uno de sus más importantes arquitectos, alguien que no conocía el temor y ciertamente nunca temió tener visión», dijo Peres.
Los palestinos criticaron acremente al ex primer ministro.
«Recordaremos a Sharon como el hombre que mató, destruyó y causó el sufrimiento de varias generaciones de palestinos», dijo Jalil Al Hayya, un líder del grupo extremista Hamas que gobierna Gaza. «Luego de ocho años, él se va en la misma dirección que otros tiranos y criminales cuyas manos estuvieron manchadas de sangre palestina».
Ariel Sharon nació el 26 de febrero de 1928 en la pequeña comunidad agraria de Kfar Malal, al norte de Tel Aviv, hijo de inmigrantes rusos. A los 14 años se integró a la Hagana, la fuerza de defensa del pre estado judío, y más adelante comandó un pelotón de infantería durante la guerra de Oriente Medio de 1948 por la creación de Israel. Fue gravemente herido en combate contra la Legión Jordana por el control del camino a Jerusalén.
Para 1953 se desempeñaba como comandante de la Unidad 101, una fuerza comando formada para lanzar represalias por ataques árabes. Después del asesinato de una mujer israelí y sus dos hijos, sus tropas destruyeron más de 40 viviendas en Qibya, un poblado cisjordano gobernado por Jordania en aquel entonces, lo que derivó en la muerte de 69 árabes, prácticamente todos civiles. Tres años más tarde, tras la invasión de Israel a la península del Sinaí, fue censurado por entablar lo que sus comandantes consideraron una batalla innecesaria con fuerzas egipcias en la que murieron 30 soldados israelíes.
Pero también se acumularon los elogios, el mayor de ellos luego que Egipto y Siria atacasen Israel en 1973. Sharon fue sacado del retiro por un ejército desesperado de tener un líder y comandó una fuerza de 27.000 soldados israelíes en un atrevido cruce del Canal de Suez, una operación que cambió el curso de la guerra. Una foto de Sharon, que en ese entonces tenía 45 años, con vendaje alrededor de su cabeza ensangrentada es una de las imágenes más conocidas de la guerra.
En 1982, luego de una serie de ataques de pistoleros palestinos desde Líbano, lanzó la invasión israelí a ese país sin revelar completamente sus intenciones al gabinete, y fue destituido como ministro de Defensa después de que una milicia cristiana aliada de Israel mató a cientos de palestinos en campos de refugiados en el oeste de Beirut, lo que desató la indignación internacional y dentro del propio Israel.
Sin embargo, poco a poco logró rehabilitar su carrera política. Durante años fue una fuerza impulsora del movimiento para construir asentamientos en Cisjordania y la Franja de Gaza, áreas capturadas que los palestinos reclamaban como propias.
Ya como primer ministro a partir de 2001, encabezó una dura represión contra una insurrección palestina, episodio en el que murieron más de 3.000 palestinos y 1.000 israelíes. Hasta la fecha es odiado en gran parte del mundo árabe.
En el plano interno, Sharon fue uno de una larga lista de primeros ministros israelíes cuyos períodos fueron manchados por escándalos de corrupción. Fue acusado de recaudación inapropiada de fondos y de aceptar sobornos, presuntamente pagados a uno de sus hijos por un prominente promotor inmobiliario, pero nunca se presentaron cargos en su contra.
Sharon quedó viudo dos veces. Su segunda esposa era la hermana de la primera, que falleció en un accidente de tránsito.
Le sobreviven dos hijos. Un tercero murió en 1967 en un accidente con un arma de fuego.
AP