Desde diciembre, los cientos de habitantes del asentamiento irregular pudieron registrarse en el proyecto, de 400 plazas, que pese a que no obliga a la rehabilitación persigue dicho objetivo, según explicó el secretario de salud del municipio, José Silici
La Alcaldía de Sao Paulo desmontó una mini favela del centro de la ciudad, en la región conocida como «Cracolandia», habitada por consumidores de crac en su mayoría, que fueron alojados en hostales de la zona y que podrán recibir un pequeño sueldo por cuatro horas de trabajo diario.
La operación, que comenzó ayer con la disponibilidad de los pobladores, según informó la alcaldía, ofrece además de una habitación de hostal, tres comidas diarias, quince reales (unos 6,30 dólares) por cuatro horas de trabajo comunitario y el acceso a un programa de rehabilitación para los consumidores de droga.
Desde diciembre, los cientos de habitantes del asentamiento irregular pudieron registrarse en el proyecto, de 400 plazas, que pese a que no obliga a la rehabilitación persigue dicho objetivo, según explicó el secretario de salud del municipio, José Silici.
«Si no tienen condiciones de trabajar (porque no dejaron de consumir drogas) se van a tener que tratar», apuntó Silici, quien aseguró que la Alcaldía conseguirá con «persistencia» que dichos ciudadanos abandonen el consumo de esta droga derivada de la cocaína.
No obstante, no todo fueron buenas caras y predisposición al proyecto del ayuntamiento en «Cracolandia», algunos consumidores no se mostraron tan «esperanzados» con la iniciativa.
Para Daniel, de 34 años y consumidor de crac desde los 12, el poder político «está mostrando interés» por la situación de los drogadictos pero el éxito de la operación, a su juicio, «dependerá de la policía».
«En vez de protegernos, vienen y nos apalean, nos maltratan», denunció Daniel, casado y con una hija. «No confiamos en los políticos ni en la policía, ya veremos en qué queda todo esto», señaló a Efe.
Tampoco para Eva, que lleva dos años consumiendo esta droga, las intenciones del proyecto están muy claras: «aún no se sabe qué es lo que va a pasar, no sabemos en qué vamos a tener que trabajar ni cuanto tiempo nos van a dejar estar en los hostales, para mí es fantástico que me den un cuarto pero a ver hasta cuándo».
«Lo que están haciendo es limpiar el centro de la ciudad de cara al Mundial, no nos quieren aquí, vinieron y nos dijeron que iban a tirar las casetas, que si queríamos apuntarnos al programa, bien, si no, que nos fuéramos a otro sitio», contó a Efe.
Ante la posibilidad de que tras la retirada de las barracas, los pobladores que no se adhirieron al proyecto público ocupen de nuevo las calles de la zona, varios dispositivos policiales vigilarán el área, según informó la secretaria municipal de Asistencia Social, Luciana Temer.
«Este es un proceso larguísimo que empezó hace seis meses y que se irá renovando mensualmente» dijo Temer, quien aclaró que de las cuatrocientas plazas del programa, trescientas ya están ocupadas.
Tras varias operaciones en «Cracolandia», ésta es la primera vez en la que la Alcaldía ofrece trabajo remunerado a los pobladores del asentamiento, quienes por unos 10 reales (unos 4,25 dólares) compran una «piedra» de crac, lo que, según explicaron a Efe varios consumidores, «da para cuatro dosis de media hora de un intenso efecto».
Agencias