Un nuevo informe de la Casa Blanca destaca una sorprendente frecuencia de violaciones en terrenos universitarios, donde una de cada cinco estudiantes es agredida, mientras que aproximadamente sólo una de cada ocho lo reporta
El presidente Barack Obama enfocó los reflectores el miércoles sobre una epidemia de ataques sexuales estudiantiles que suele estar envuelta en un velo de secreto, ya que las víctimas temen ser estigmatizadas, la policía está mal entrenada para investigar y las universidades se muestran renuentes a revelar tales actos.
Un nuevo informe de la Casa Blanca destaca una sorprendente frecuencia de violaciones en terrenos universitarios, donde una de cada cinco estudiantes es agredida, mientras que aproximadamente sólo una de cada ocho lo reporta.
«Nadie en Estados Unidos corre más riesgo de ser violada o agredida sexualmente que las mujeres en las universidades de nuestra nación», afirmó el Consejo de la Casa Blanca sobre las Mujeres y las Niñas.
Casi 22 millones de mujeres estadounidenses y 1,6 millones de hombres han sido violados, de acuerdo con el texto. Las víctimas son más propensas a sufrir depresión, abuso de drogas o alcohol, y una amplia gama de problemas físicos, incluido dolor crónico y diabetes.
El informe, titulado «Violaciones y agresiones sexuales: una exhortación renovada para actuar», afirma que las violaciones en las universidades son azuzadas por el consumo de alcohol y drogas que puede dejar indefensas a las víctimas, con frecuencia en fiestas estudiantiles y a manos de alguien que ellas conocen.
Con frecuencia los que cometen este delito lo hacen muchas veces. Un estudio mencionado por el informe halló que el 7% de los alumnos varones universitarios reconoció haber intentado una violación, y el 63% de esos hombres reconoció haber cometido múltiples ofensas de este tipo, con un promedio de seis violaciones por persona.
Obama, el comandante en jefe de unas fuerzas armadas que han enfrentado su propia crisis de violaciones, habló en contra de este crimen como «una afrenta a nuestra decencia y humanidad básicas». Luego firmó un memorándum en el que creó una fuerza especial para responder a las violaciones en las universidades.
El mandatario dijo que habla como presidente y padre de dos hijas, y que para detener este delito, los hombres deben expresar su indignación.
«Necesitamos alentar a los jóvenes, hombres y mujeres, a que se percaten de que la agresión sexual es simplemente inaceptable», afirmó Obama. «Y van a tener que hacer acopio de valor para ponerse de pie y decirlo, en especial cuando la presión social para guardar silencio o para apegarse a lo establecido puede ser muy intensa».
Obama le dio a la fuerza especial, integrada por funcionarios gubernamentales, 90 días para que presente recomendaciones a las universidades con el fin de prevenir y responder en caso de agresiones sexuales, incrementar la conciencia del público sobre los antecedentes de cada escuela en este sentido, e incrementar la coordinación entre las agencias federales con el fin de responsabilizar a las instituciones educativas si no atienden el problema.
Angie Epifano, exalumna de la Universidad Amherst, acusó a la escuela de trivializar su denuncia de haber sido violada en un dormitorio por un conocido en 2011. Dijo que los asesores escolares pusieron en tela de juicio si realmente fue violada, rechazaron su solicitud para cambiarla de dormitorio, la desalentaron de presentar cargos formales e hicieron que la policía la llevara a una sala psiquiátrica. Se retiró de Amherst mientras que su presunto atacante sí se graduó.
Inadecuada respuesta penal
El informe también declara que la respuesta de la justicia penal a las agresiones sexuales suele ser inadecuada, y establece un objetivo de incrementar los arrestos, los juicios y las tasas de declaraciones de culpabilidad sin mencionar ninguna cifra específica a alcanzar.
AP