Una inusual manifestación de trabajadores independientes del Estado se produjo esta semana en la isla, luego de que las autoridades ajustaran las condiciones de algunas licencias y enviaran inspectores para verificar su cumplimiento.
«Eso pasó en horas de la mañana del día 21», explicó el viernes a The Associated Press William Zaldívar, quien tiene un puesto de productor-vendedor de artículos del hogar y fue uno de los participantes de la protesta de descontento.
Según Zaldívar, los 93 trabajadores que tienen tarimas en una plaza en la ciudad de Holguín, a unos 700 kilómetros al este de La Habana, fueron sorprendidos con una revisión de inspectores y policías.
Antes de fin de año, las autoridades informaron que se detectó a personas con las licencias para productos de ferretería que eran acaparadores y revendedores de mercancías que el propio Estado ponía en venta o habían sido sustraídos de esas tiendas.
Se trata de artículos como caños, pinturas, tornillos, pinceles, picos de agua, herramientas de trabajo y hasta repuestos de auto.
Las autoridades también cerraron cines de 3D particulares que habían pululado al amparo de una licencia de operador de equipos de entretenimientos y dieron a las personas que ofertaban ropa importada traída por mulas –que pagan por peso de equipaje en la aduana– un ultimátum para liquidar su mercancía antes del 31 de diciembre de 2013.
Zaldívar dijo que durante la inspección algunos lograron esconder la mercadería, pero una media docena sufrieron decomisos.
«Además fueron multados con 700 pesos cubanos (unos 28 dólares) y se les retiró la licencia», comentó. Zaldívar reconoció que en el pasado perteneció a grupos de opositores y ahora sigue siendo un crítico al gobierno pero sin militancia partidaria.
Unos minutos después de que la policía se fue 60 trabajadores salieron hacia la sede del gobierno provincial «a raíz del maltrato», comentó el puestero.
El líder de la no gubernamental Comisión de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, Elizardo Sánchez indicó a la AP que varias «fuentes» coincidieron con el número de personas mencionadas por Zaldívar y de que la protesta fue espontánea tras el accionar de los inspectores.
A la singular manifestación de descontento –en la cual blandieron una bandera cubana y gritaron que querían trabajar– se fueron sumando curiosos y poco antes de llegar a la sede del gobierno y se produjo una «reyerta» con la policía.
AP