Estudios realizados reflejan que la actividad física es considerada un factor protector contra las enfermedades cardiovasculares, así lo demuestra una investigación en la que participaron sujetos normotensos e hipertensos que realizaron entrenamiento físico, y se encontró una relación inversa entre los índices de presión arterial y la actividad física.
Algunos investigadores han observado que el ejercicio físico intenso está inversamente relacionado con el desarrollo tardío de hipertensión.
La mayoría de estas investigaciones incluyeron entrenamientos de resistencia con ejercitación dinámica y prolongada como caminatas, carreras, ciclismo, natación o esquí.
Se excluye el entrenamiento estático o isométrico como el levantamiento de pesas y la lucha. Los estudios se realizaron en su mayoría en hombres con edades comprendidas entre 16 y 70 años, con un tiempo de entrenamiento variable de uno a ocho meses y de tres sesiones semanales con una duración de 30 a 120 minutos cada una.