«A los delincuentes se les acabó la fiesta», sentenció el flamante mandatario de derecha
El derechista Juan Orlando Hernández asumió este lunes la Presidencia de Honduras, con la promesa de «mano dura» contra el crimen organizado para la espiral de violencia que azota a este país centroamericano, uno de los más pobres de América.
«Cero tolerancia» a la delincuencia, advirtió en su primer discurso como presidente, tras ser juramentado por el presidente del Congreso, Mauricio Oliva, en el Estadio Nacional en medio de la ovación de unos 30.000 espectadores en las graderías.
Con la banda presidencial cruzada sobre un traje azul y camisa blanca -colores de la bandera hondureña- Hernández, un abogado de 45 años, del gobernante Partido Nacional (PN), ofreció «hacer lo que tenga que hacer para recuperar la paz y la tranquilidad» de Honduras.
«A los delincuentes se les acabó la fiesta», sentenció el flamante mandatario, quien se comprometió a hacer descender el número de homicidios y las extorsiones a las que pandilleros someten a la población con más policía civil y militar en las calles.
Hernández, quien sustituye a Porfirio Lobo, tomó posesión para un gobierno de cuatro años, en un acto al que asistió un pequeño grupo de dignatarios, entre ellos los presidentes Juan Manuel Santos (Colombia), Laura Chinchilla (Costa Rica), Ricardo Martinelli (Panamá), Ma Ying-jeou (Taiwán) y Atifete Jahjaga (Kosovo).
AFP