En Venezuela, el 2013 estuvo marcado por la escasez de alimentos (22%), la inflación (cerca de 80% en alimentos) y la inseguridad. El no poder comprar los alimentos que componen una dieta saludable, bien sea porque no se dispone de suficientes recursos, o porque no se encuentran disponibles, afecta la salud de la población.
La escasez crónica de leche, de nuestra harina de maíz, de pollo y de carne, el elevado costo de las frutas y vegetales (¿cuánto cuesta un aguacate?), huevos, del pescado, de los quesos y de los aceites de buena calidad, han deteriorado la dieta de los venezolanos y tememos que esta situación se agrave durante 2014 por la devaluación. Ahora los alimentos más consumidos por los venezolanos son pasta, arroz, margarina. ¿Cómo podemos esperar así una buena alimentación y buena salud de los venezolanos? Ahora dependemos cada vez más de los productos importados, que escasean por la falta de divisas.
Cuando se revisan los indicadores relacionados con la nutrición se encuentra, hasta el 2010, último dato disponible, que las tasas de mortalidad materno-infantiles son elevadas. Esta realidad nos habla de la inadecuada alimentación de las madres y sus hijos; madres desnutridas, y con sobrepeso, tienen mayor riesgo de complicarse y de tener bebés con problemas. El aumento en la mortalidad por diabetes junto con la tendencia creciente al exceso de peso, son señales negativas sobre la salud de los venezolanos.
El programa de alimentos Mercal en un principio disponía de los Mercalitos (bodegas) cuyo objetivo era atender las zonas de difícil acceso; con la escasez crónica han desaparecido en su mayoría. La gente más humilde se lamenta que es mejor no “bajar de los barrios” a comprar comida ya que los pueden asaltar o hasta matar en el camino. La inseguridad es un obstáculo para que los venezolanos salgan, se muevan, hagan ejercicio. Los subsidios gubernamentales sólo de alimentos ricos en calorías, de carbohidratos, como arroz, harina de trigo, harina de maíz, sin programas de educación nutricional y sin tomar en cuenta las necesidades nutricionales de la población, crean problemas adicionales.
La Mesa de la Unidad Democrática, alerta que el derecho a la alimentación de los venezolanos está en grave riesgo ante la escasez crónica y la inflación desbordada, particularmente de las mujeres embarazadas, niños, niñas y adolescentes de las familias con menos recursos. De allí la importancia que el gobierno deje de improvisar y de desentenderse de la crisis económica por la que pasamos, achacándosela a supuestos enemigos inventados por el aparato de Propaganda y que asuma sus responsabilidades; que enfrente la escasez y la inflación de manera seria y responsable y que promueva la producción nacional en lugar de las importaciones. Acceder a una dieta saludable es estratégico para la vida de nuestro pueblo.