Tres jóvenes que tenían antecedentes judiciales, fueron arrestados, interrogados y puestos en libertad, luego de reconocer que habían robado la reliquia del pequeño santuario de San Pietro della Ienca sin ser conscientes de su importancia. Esta capilla perdida en la montaña no contaba con ningún sistema de alarma.
En un primer momento, los investigadores habían hallado el marco metálico que contenía la reliquia, así como hilos dorados y fragmentos de la tela abandonados en un garaje. Los ladrones se deshicieron del botín en varias fases, al darse cuenta de su poco valor.
Un obispo pudo recomponer la reliquia, que se encuentra dañada, si bien no es seguro que vuelva a la capilla.
Unos cincuenta carabineros y un perro especializado en rastrear restos de sangre participaron en la operación, según el diario Il Messaggero.
El tejido de algodón manchado de sangre procedía del hábito que Juan Pablo II llevaba cuando el extremista turco Mehmet Ali Agça le disparó en mayo de 1981 en la plaza de San Pedro.
La reliquia fue ofrecida en 2011 a la pequeña iglesia de San Pietro della Ienca, donde solía ir el Papa polaco, por el actual cardenal de Cracovia, Stanislaw Dziwisz, secretario personal de Juan Pablo II hasta su muerte, en 2005.
AFP