Madres, esposas e hijos de internos recluidos de la penitenciaria de Coro, Yare III y Rodeo II se unieron para hacer un llamado pacífico pero contundente a las autoridades gubernamentales, acerca de las deplorables condiciones que aseguran sufre la población carcelaria, en la que mucho de ellos además de recibir maltrato físico cuentan con una pésima alimentación
La queja más recurrente de un grupo de familiares de la población reclusa de las penitenciaria de Coro, Yare III y Rodeo II, guarda relación con la pésima alimentación y el maltrato físico que reciben a diario los internos, cuyo situación -aseguran los parientes-, ha violentado progresivamente sus derechos.
Presenciar una comida llena de alas de cucarachas, patas de ratón y en estado de descomposición, es una descripción que sirve de resumen de lo narrado por los parientes de éstos reclusos, quienes “además de tener que lidiar con el retardo procesal que hoy en día existen en las cárceles, están obligados a habitar en un lugar donde las condiciones se hacen cada vez más deplorables”.
“Pésima alimentación”
Así lo informó Luisa Cisneros, esposa de uno de los presos quien lleva nueve meses recluido en la Penitenciaria de Coro, quien agregó que además de estar en un sitio donde la mayoría de los parientes no cuentan con los recursos suficientes para trasladarse para ir a visitarlos, también deben someterse a restricciones de alimentos.
“Anteriormente podía llevar un paquete de galleta y sandwiches, en la actualidad a duras penas puede entregarle una canilla y el plato que se comerá en ese instante, porque según los custodios no está permitido, de hecho, la otra vez me arriesgué y quise pasar con suficiente comida y el personal de custodia me lo arrebató de las manos diciendo ‘está decomisado’, luego observé cómo se la comía”, criticó.
Pero la misma situación sucede, narra la mujer, a la hora de entregar medicinas, ropas y sabanas, ya que existe “un grupo de malintencionados que por maldad las rompen” y obligan a sus parientes a dormir en el piso con aguas residuales en su alrededor.
Tal vez lo que más molestia causa a la población penal sean las calamidades que sufren dentro de un lugar, donde el aislamiento y el no poder contar con un área de recreación, “los hunde un abismo lleno de depresión e impotencia”.
Maltratados
En esto coincide Xiorey Ramírez, otra familiar, quien denunció que sus seres queridos son maltratados por el Grupo de Respuesta Inmediata de Custodios (GRIC) –adscrito al Ministerio de Interior, Justicia y Paz-. Igualmente, señaló que muchos presos no están acudiendo a las audiencias, vulnerándole el derecho al debido proceso, no se le respeta sus visitas, “por eso pedimos una visita conyugal y dos para compartir con su familia, como lo establece la Ley de Régimen Penitenciario”.
Familiares aseguraron sentirse confundidos, puesto que el Gobierno dice que “está humanizando las cárceles, cuando la realidad de estos internos es otra”, dijo Ramírez, quien precisó que la ministra de Asuntos Penitenciarios, Iris Valera, debe abocarse a este problema y que de una vez por todas cese la violencia contra los reos.
El director del ONG Observatorio Venezolano de Prisiones, Humberto Prado, brindó su apoyo con los familiares de los reclusos e instó a las autoridades atender sus llamados y por ende la crisis penitenciaria que enfrenta el país.
Llamado
“Si bien es cierto, ellos están pagando por un delito, pero no justo que sus derechos sean vulnerados y que sean objeto de torturas. Aquí te hablan madres, esposas, hermanas que se sienten aterrorizadas por sus familiares reclusos, que hoy en día sufren de un proceso carcelario que no brindan óptimas condiciones a su población carcelaria.
Los parientes expresan una vez más que cese la violencia y que reine la armonía, “estamos abierto al diálogo, pues queremos que nos escuchen y nuestras propuestas sean atendidas”.
Mairy Chourio / mchourio@diariolavoz.net / @mairychourio