La fiscalía de Duisburgo (oeste de Alemania) acusó ayer miércoles formalmente a diez personas como presuntos responsables de la tragedia ocurrida en julio de 2010 en el festival tecno Loveparade, en la que murieron 21 jóvenes, entre ellos dos estudiantes españolas.
En rueda de prensa, el responsable de la fiscalía de Duisburgo, Horst Bien, explicó que se han presentado cargos por homicidio imprudente y lesiones imprudentes contra cuatro responsables de la empresa que organizó el multitudinario evento, Lopavent, y contra seis miembros de la administración local.
Tras más de tres años y medio de investigaciones, la fiscalía determinó que hubo fallos en la planificación del festival y en las medidas de seguridad y que los responsables debían haber sabido que la estrechez de las vías de entrada al lugar, que también eran de salida, podían poner en riesgo la vida de los 445 mil asistentes. Según la acusación, el evento, al que se preveía la asistencia de cerca de medio millón de personas, nunca debería haber sido autorizado.
No están en la lista de acusados ni el presidente de Lopavent, Rainer Schaller, ni el entonces alcalde de la ciudad, Adolf Sauerland, que dimitió en 2012 después de que una abrumadora mayoría de sus conciudadanos votara en un referéndum a favor de su cese, por considerarlo en parte responsable de lo ocurrido.
La tragedia de la Loveparade, que no ha vuelto a celebrarse, tuvo lugar el 24 de julio de 2010, cuando se registró una avalancha en el túnel que servía de acceso y salida al recinto en el que tenía lugar el evento.
Murieron 21 asistentes al festival y más de 500 personas resultaron heridas, un drama que conmocionó al país y que tuvo una dimensión global por las diversas nacionalidades de las víctimas: alemanas, españolas, holandesas, australianas, italianas y chinas.
AFP