“¡A los periódicos les llegará su hora!”, juró sin recato el presidente venezolano, Nicolás Maduro, el pasado viernes en un acto en el céntrico Estado de Miranda. “Me llamarán dictador, no me importa; pero voy a endurecer las normas para acabar con el amarillismo y con la propaganda que alimenta la muerte”.
Con la amenaza, una de las más abiertas que haya proferido durante su todavía corta gestión de 11 meses, el sucesor de Hugo Chávez al frente de la revolución bolivariana quería ponerle coto a la cobertura que los medios de prensa privados hacen de la inseguridad en Venezuela, uno de los principales problemas que aquejan a la ciudadanía y al que el chavismo no ha encontrado cómo darle respuesta, reseña el El País de España.
Por tanto, el Gobierno ha optado por bajarle el volumen al tema en los medios, en particular, en la prensa escrita, el último rescoldo de la libertad de información luego de que los medios como la televisión y la radio fueran domesticados o, simplemente, aniquilados.
La declaración de Maduro le dio además un contexto relevante para entender el propósito del torniquete con que el Gobierno trata ahora de asfixiar a la prensa independiente que queda: periódicos y revistas se están quedando sin papel para imprimir. No han obtenido del Gobierno los permisos necesarios para acceder a las divisas extranjeras con las que podrían comprar en el extranjero el papel, que se importa en su totalidad.
Este martes, en Caracas, una marcha recorrió algunas cuadras de la capital. La protesta, convocada por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP) —que agremia tanto al personal periodístico como técnico y obrero de los diarios— arrancó de la céntrica plaza de Venezuela y tuvo un destino inusual: la sede del Centro de Comercio Exterior (Cencoex), que sustituye desde enero al organismo administrador de divisas en el régimen de control de cambio. El objetivo de la movilización era exigir que se reabrieran los cupos para la importación de papel. El presidente del Cencoex, Alejandro Fleming, se negó a recibir a la representación sindical.
Diversos portavoces gubernamentales han dicho que en los puertos del país aún hay bobinas de papel sin retirar.