El presidente de EE. UU., Barack Obama, firmó ayer un decreto por el que subirá el salario mínimo a 10,10 dólares la hora a los empleados por el Gobierno, una medida que pretende servir de «ejemplo» para que el Congreso apruebe una ley que eleve el sueldo básico de todos los estadounidenses.
Esta norma, que afectará a los contratos que se firmen a partir del 1 de enero de 2015, tanto los nuevos como las renovaciones, beneficiará a cientos de miles de estadounidenses que trabajan para el gobierno federal, según informó hoy la Casa Blanca en un comunicado.
Entre ellos, enfermeros que se cuidan de los veteranos de guerra en los centros de asistencia gubernamentales, cocineros que trabajan para las Fuerzas Armadas, o empleados de la red de Parques Nacionales.
«El presidente usa su autoridad ejecutiva para servir de ejemplo, y continuará trabajando con el Congreso para elevar el salario mínimo de todos los estadounidenses con la aprobación de la ley Harkin-Miller», explicó la Casa Blanca.
Mejorar las condiciones de vida de las clases media y trabajadora de EE.UU. es el caballo de batalla del segundo mandato de Obama, al que sólo le quedan tres años como presidente, y es en esta lucha contra la desigualdad donde se enmarcan sus medidas para aumentar el salario mínimo de los trabajadores estadounidenses.
Obama ha pedido al Congreso en repetidas ocasiones que eleve el salario mínimo a 10,10 dólares la hora, actualmente en 7,25 dólares, la última en su discurso más importante del año: el del Estado de la Unión, del pasado 28 de febrero, que centró en la mejora de las condiciones económicas de las familias estadounidenses.
Desde que comenzó el año, Obama insiste en que tiene «un bolígrafo y un teléfono», es decir que, aunque procurará trabajar con el Congreso, tomará medidas unilaterales siempre que pueda en favor de la recuperación económica y del fortalecimiento de la clase media.
Asimismo, la administración de Obama trabaja también con los estados, las autoridades locales y el sector privado para concienciar de que el incremento del salario mínimo no sólo beneficia a las familias trabajadoras sino también a la economía y «la moral» de toda la nación.
AP